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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 OUTER LIMITS: “The Scene of Pale Blue” (1987)

Temas

  1. Marionette's Lament
  2. Mixer
  3. Platonic Syndrome
  4. Antipodean 12:09
  5. The Scene of Pale Blue 20:30
  6. Pteridophyte 8:28

Integrantes:

  • Shusei Tsukamoto: teclados
  • Takashi Kawaguchi: violines
  • Takashi Aramaki: guitarras
  • Tadashi Ishikawa; bajos
  • Nobuyuki Sakurai: batería
  • Tomoki Ueno: voz, teclados Colaboradores – Hideki Kadoya, Fumiaki Ikoma y Seiichi Furukawa (coros)

Prosiguiendo con mis investigaciones en la movida progresiva japonesa, me he topado recientemente con el tercer disco de estudio del sorprendente ensamble Outer Limits, un grupo encuadrado en los parámetros neo pero con un estilo muy personal que los lleva a incorporar ambientes tétricos, perturbadores de manera estilizada, lo cual los aparta notablemente de los patente peligros de lo edulcorado en los cuales muchas veces cayeron varios pioneros británicos. De lo tres primeros trabajos de Outer Limits, éste es mi favorito personal. Los ornamentos de teclado tienen mucho de película de horror “B”, y tanto las intervenciones vocales del peculiar Tomoki Ueno (todo un Geoff Mann versión nipona) como las del violín ayudan al sonido grupal a robustecer las tendencias góticas de sus composiciones y arreglos. La presencia de la guitarra se realza más – sin romper con el protagonismo de los teclados y violines – y con ello, el grupo saca mejor provecho de su potencialidad rockera.

El repertorio original del disco consiste en los temas 2-5; la edición de Musea incluye, como tema de apertura, a ‘Marionette’s Lament’, extraido de un EP grabado por el grupo un año después de este LP en cuestión, mientras que ‘Pteridophyte’ proviene de un viejo compilado de progresivo japonés. Precisamente el tema ‘Marionette’s Lament’ sirve como un entrador adecuado para el disco, pues ofrece una efectiva y extravagante exhibición de ambientes misteriosos sobre un formato más afín al primer Marillion y al Twelfth Night clásico. ‘Mixer’ ofrece una ambientación más amable, cercana en verdad al sonido estándar del pop europeo ochentero, pero sin un nivel excesivo de complacencia: los adornos de sintetizador y violín proporcionan ciertas cadencias que evocan a los tópicos habituales del folklore japonés. ‘Platonic Syndrome’ es un instrumental poderoso, rebosante de elegancia y portador de una sentido medido de la complejidad efectista propia de los estándares del progresivo sinfónico: su carácter sombrío lo enlaza con el tema de entrada. Mención especial para el envolvente solo de violín que se desarrolla en el interludio, sobre una secuencia sobria de acordes de piano. ‘Antipodean’ sigue también por el sendero marcado por el tema de entrada, como si fuera una continuación de un concepto semejante. En el minuto sexto se introduce un hermoso solo de guitarra clásica, utilizado no para efectos bucólicos sino para añadir una variación dentro del ambiente general cinematográfico de la pieza, una vuelta de tuerca que introduce un giro romántico y evocativo, que luego conduce a un clímax de carácter épico orquestal.

El tema homónimo es una suite que dura 20 ½ minutos. Comenzando con un preludio de órgano de iglesia, luego el ensamble entra de lleno para una sección progresiva bombástica y espartana, como siempre, afín al espíritu general de las películas de horror. La sucesión de motivos centrados en riffs de guitarra, una sección coral tipo gregoriano y un motivo de piano, inicialmente sazonado con efectos de guitarra y luego ampliado hasta conformar una sección romántica centrada en el violín, todo ello da la sensación de estar ante un despliegue de diversas escenas engarzadas en torno a una narrativa. La expansión cuidadosamente articulada del motivo romántico previamente mencionado da lugar a un motivo más patentemente jovial, portador de un lirismo que me recuerda un poco a la faceta más cándida de Yes. En fin, ‘Pteridophyte’ cierra el CD con un efectivo despliegue de colorido: el violín recurre a dosis de clasicismo mayores a las de cualquier otra pieza anterior, la guitarra ofrece algunos punteos bizarros casi frippianos y los teclados establecen ornamentos atractivos, que van desde orquestaciones disonantes hasta armonizaciones efectistas, incluyendo, cómo no, las ambientaciones góticas tan recurrentes en este disco. Un buen cierre para un testimonio muy especial de la creatividad japonesa dentro del sinfonismo moderno de los 80s – “The Scene of Pale Blue” de Outer Limits es un ítem bastante valioso, especialmente por su peculiar policromía.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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