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Temas
 
  Litio
  Z.0
  Panning in Tempo out
  Ignición
  Claroscuro
  Pasajes
  Colores
  O/zon
 
Integrantes
 
 Braulio Aspé: bajo
 Fernando Daza: guitarra
 Jorge Benavides: guitarra
 Cristóbal Orozco: batería
 
 
Con su disco debut homónimo del 2004, el ensamble instrumental chileno 
Octopus entró de lleno en el mercado discográfico con su propuesta musical, 
basada en un suministro fiero y potente de prog metal a través de los 
filtros de la inteligencia y el ingenio, fomentando así el uso fluido de 
variantes dentro de su compacto vendaval sonoro. Yo empecé a conocer a este 
grupo a través de su disco “Bonsai”, de este año, y ahora debo decir que me 
sorprende muy gratamente que la banda tuviera desde sus inicios una visión 
clara y decidida acerca de su propia visión musical. Las huellas de bandas 
de altas dosis técnicas como Dream Theater, Spiral Architect y Fates 
Warning, así como de la tradición hard rock, se hacen sentir plenamente en 
el sonido de Octopus, mas también podemos notar la sólida presencia de 
elementos psicodélicos (p.e., el KC contemporáneo) y de jazz-rock moderno 
(p.e., Attention Deficit, Gordian Knot) perfectamente integrados en el 
bloque sonoro. Así pues, el estilo resultante emerge como una confluencia de 
robustez y dinamismo.
 
El tema ‘Litio’ abre el disco con un despliegue medido de polenta rockera, 
siendo así que los efluvios pesados irrumpen impíamente en los minutos 
finales para crear un clímax intenso y llamativo. El tema siguiente ‘Z.0’ 
mantiene el momentum expansivo con su garra contundente. ‘Panning in Tempo 
out’ se concentra más en climas psicodélicos marcados por armonías 
discretamente crimsonianas, siendo así que lo metalero surge solamente en 
algunos impetuosos interludios. El manejo de los contrastes es bastante 
pulcro, y en este sentido, la impoluta versatilidad de la sección rítmica 
sirve de bastante ayuda. Para ‘Ignición’ la banda vuelve a subir los 
decibeles de potencia, sin por ello caer en demostraciones monolíticas de 
fuerza. Los cambios de ritmo, motivo y ambiente se van sucediendo con orden 
y claridad de ideas. Este mismo diagnóstico se puede repetir perfectamente 
para ‘Pasajes’ (tal vez la pieza más explícitamente explosiva del disco 
aparte de ‘O/zon’). En medio se coloca ‘Claroscuro’, cuyo núcleo 
primariamente jazz-rock permite a la banda explorar texturas y un swing 
diferentes, aunque metiendo sus ocasionales interludios prog metal en 
ciertos pasajes y en el clímax extendido del último minuto y cuarto. 
‘Colores’ se organiza sobre sazones de Latin-jazz bastante coquetos, a 
partir de los cuales el cuarteto explora sus inquietudes de corte jazz-rock 
con juegos de sutilezas bien armados. En todo caso, un breve apartado 
prog-metal entra como un fiero trueno en medio del clima general del tema, 
que es muy distinto. El disco concluye con la pieza más extensa, ‘O/zon’, la 
cual dura 8 minutos y 50 segundos. El segmento inicial es bastante etéreo, 
casi espacial se podría decir. Recién a los 3’15” la banda construye una 
sección contundentemente pesada sobre el compás de 7/8 con el que el 
baterista estaba jugando desde un rato antes. Los riffs y juegos armónicos 
vertidos por las dos guitarras tienen bastante gancho, el cual se incrementa 
con los ágiles solos que van emergiendo sucesivamente. A partir del minuto 
5’30” las cosas se ponen un poco más frenéticas e intrincadas en un salvaje 
interludio que dura casi 2 minutos antes de que surja el motivo final. Tras 
un silencio de dos minutos, suenan dos guitarras contrapunteándose en un 
ejercicio inocultablemente crimsoniano.
 
En poco menos de una hora, Octopus logró afirmar una posición sólida dentro 
de la vertiente prog metal desde su discreto rincón del sur de América. 
Ciertamente, la obra de este grupo es meritoria de un reconocimiento como 
Dios manda, siendo este disco debut y el siguiente “Bonsai” (del 2006) 
sendas pruebas irrefutables de ello.
 
 
César Mendoza
 
 
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