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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 OBLIVION SUN: “Oblivion Sun” (2007)

Temas

  1. Fanfare
  2. The Ride
  3. Noodlepoint
  4. Catwalk
  5. No Surprises
  6. Re: Bootsy
  7. Chapter 7.1
  8. Tales of Young Whales
  9. Golden Feast

Integrantes

  • Stan Whitaker: guitarras, voz
  • Frank Wyatt: teclados, saxos
  • Bill Plummer: teclados, coros
  • Dave DeMarco: bajos
  • Chris Mack: batería, percusión

Llegué tarde, pero al final llegué a conocer el disco de Oblivion Sun, grupo formado por el guitarrista/vocalista y el teclista/vientista Frank Wyatt mientras estaba metido en su dúo Pedal Giant Animals, buscando un vehículo nuevo para la miríada de temas que habían estado escribiendo para el Happy the Man del nuevo milenio. Oblivion Sun surge para cubrir esta función, por lo que no sería injusto catalogarlo como una continuación histórica de la voz progresiva de HTM. Entonces, tenemos aquí un estilo sinfónico-jazzero que registra indirectamente influencias de Camel, Gentle Giant y el Return to Forever post-1973. Eso sí, es digno de señalarse el rol tan especial que ocupan

los guitarreos de Whitaker en comparación con los discos de HTM. Podemos decir,

como otro punto de referencia, que por efecto de esta modernización de la herencia HTM, Oblivion Sun revela semejanzas indirectas con bandas influidas por HTM: Echolyn, Frogg Café, Land of Chocolate,…

Los dos primeros instrumentales, ‘Fanfare’ y ‘Noodlepoint’, contienen ese aroma

a HTM en estupenda abundancia, haciendo así las delicias de los fans eternos de

este grupo inmortal que sienten que su propuesta (aunque sea por vía de un off-shoot) aún tiene mucho que dar dentro de sus pautas sinfónico-jazzeras. Plummer (al igual que David Rosenthal en su momento, para el “The Muse Awakens”

del momentáneamente renacido HTM) resucita el legado de Kit Watkins con un vigor fácil de notar. Nadie casó las influencias de Bardens y Jan Hammer tan bien como Watkins, pero vaya si no dejó un buen número de seguidores. Entre estas piezas se halla un rockero ‘The Ride’, un tema que nos muestra una faceta

actualizada del grupo: su esquema sonoro parece una cruza entre el mejor Spock’s Beard y el Kansas de la era 76-78. ‘Catwalk’ nos devuelve a la vibración melódica que cubría algunos de los momentos más entrañables de “Happy

the Man” y “Crafty Hands”; el interludio de inspiración barroca que surge en el

quinto minuto es simplemente mágico. ‘No Surprises’ es un instrumental moderadamente pesado, denso aunque pegadizo, el cual se engarza con ‘Re: Bootsy’, el cual tiene un dinamismo muy a lo funky-jazz. El intercambio de solos entre el sintetizador y la guitarra en este último supone uno de los momentos más explosivos del disco, aunque en el cuerpo general esta pieza tiene

un espíritu menos pesado que el precedente. Este díptico es realmente espectacular, lo cual hace que sea una pena que ambas piezas no tengan una mayor duración, o por lo menos, ‘Re: Bootsy’. El disco prosigue con ‘Chapter 7.1’, otro ejemplo de cómo se puede revitalizar el sonido HTM con una dosis de punche mayor a la habitual: a pesar de que se nota que las interacciones están bastante controladas, el feeling y el nervio son patentes. Y lo mismo vale exactamente para ‘Tales of Young Whales’, un instrumental en 5/4, tan intenso como evocativo, donde confluyen la magia etérea de su repertorio más onírico con el filo efectivo de su faceta más decididamente rockera. El disco se cierra

con ‘Golden Feast’, el cual parece reconstruir parcialmente el espíritu de ‘New

York’s Dream Suite’, aunque con un aire jazzero más agudo y, una vez más, una polenta en mayor dosis.

Al igual que en “The Muse Awakens” (tremenda joya progresiva del nuevo milenio), “Oblivion Sun” carece de esos aportes compositivos de Watkins que proveían de onírico contraste en los discos setenteros de HTM, pero aparte de este factor, no hay nada que objetar a la calidad musical expuesta y desarrollada en este disco. Esperemos que Oblivion Sun siga dando de sí en cuanto a registros discográficos, pues un disco tan atractivo como éste solo puede dejarnos con ganas de más progresivo “cinco estrellas”.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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