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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 MANUEL MIRANDA: “Brujos Voladores” (2008)

Temas

  1. Brujos Voladores (Obertura)
  2. Tres Paisajes
  3. El Jaguar (Felino Volador)
  4. Spondylus y Danza para los Ancestros
  5. Telares / Juegos
  6. Atarraya
  7. El Degollador (Ai Apaec)
  8. La Rebelión de los Objetos (Rebelión / Sacrificio / Contraataque del Dios Águila)
  9. Presentación de la Copa
  10. Viaje al Norte
  11. Nay Lamp (El Hombre Pájaro)
  12. Chancay
  13. Los Amautas
  14. Mar Abierto / Dioses Navegantes
  15. Siglos (Wiracocha)

Manuel Miranda: flautas, saxofones, quenas, zampoñas, ocarinas, didgeridoo y otros vientos étnicos, percusiones étnicas, pícolo, teclados, programación de ritmos, efectos, coros

Colaboradores – Raimund Bierling (batería en 1, 13, 14), Carlo Caliennes (saxo alto y palmas en 1), Cali Flores (percusión en 1), Eduardo Freire (bajo en 1, 3, 8, 9, 13), Víctor Hugo Glenni (guitarras en 1, 7, 8, 9), Lucho Gonzales (guitarras en 12), Marco Oliveros (percusión en 1, 4, 8, 9, 12), Leslie Patten (bombo y efectos en 5), Huber Reyes (percusión en 11), Assad Sacín (percusión electrónica en 1, 11), Henry Ueunten (teclados en 4, 12), Roxana Valdivieso / Diego Bertie (coros en 11), Canto de la Tribu Chané (1), Cantos y Flautas de la

Comunidad Q’ero (1)

Después de continuas demoras y expansiones durante el proceso de pre-producción

y grabación, por fin se ha hecho realidad el tercer disco de estudio del “Señor

de los Vientos” Manuel Miranda, titulado “Brujos Voladores”. Éste es su disco más personal y más ambicioso, tratándose de un concept-disc en torno a la idea de un viaje a través de los tiempos y espacios de las variada culturas precolombinas del Perú natal de Miranda. El subtítulo del disco es “Un Viaje Musical al Perú Antiguo”, y con ello nos percatamos de una primera impresión que puede causar en el oyente la expectativa de escuchar un disco como éste. Pero una vez que se realiza tácticamente la escucha, vemos que éste no es un disco “normal y corriente” de jazz-fusión o fusión contemporánea, ni tampoco se

trata de una labor de arqueología trasladada al campo de la música. Por el contrario, Miranda asume un rol muy peculiar esta vez, la de renovador y reinventor de la fusión: para eso, Miranda sacó el jugo a su propio eclecticismo (que bebe del jazz, etno-fusión, rock progresivo, nueva era, etc.), e incluso lo enriqueció con algunas aventuras de corte electro-jazz. Gracias al ingenio y virtuosismo de Miranda y sus colaboradores de turno, el resultado se traduce en un repertorio colorido y variado, enraizado en ambientes añejos, pero empujado hacia ideas modernas: el todo se muestra coherente a través de su diversidad, con una ilación bien armada.

El disco comienza con el tema homónimo, introduciéndose con emisiones de diversos vientos y percusiones que aparecen como anunciando un evento luminoso,

el cual se hace patente en una soberbia exhibición de confluencia entre sonidos

telúricos y esquemas electrónicos: de este modo, Miranda logra concretar desde el punto de partida la premisa de renovar radicalmente el estándar de la música

fusión. ‘Tres Paisajes’ tiene un título muy pictórico, y ciertamente se puede sentir un esquema muy “paisajístico” en la manera en que Miranda dibuja en el aire los sonidos de diversos vientos autóctonos a medida que se va desplazando por las tres áreas prototípicas del Perú, selva, sierra y costa – para el tercero y último de estos destinos, el protagonismo es asumido por fastuosas orquestaciones de teclado que se instalan preciosistamente sobre los sonidos de

mar que se despliegan en el trasfondo. El tercer tema pasa a un cariz más misterioso, incluso llegando a lo amenazador y lo tétrico, y ello se condice mucho con el carácter imponente y voraz que se asocia a las divinidades felinas

precolombinas: incluso las orquestaciones de teclado que surgen a partir de la mitad se hacen eco de la aureola general de inquietud que empapa a esta pieza. ‘Spondylus’ prosigue con lo misterioso pero apartándose de lo siniestro: esta vez, las percusiones y teclados resuelven un clima de danza celebratoria (danza

de lluvia, para ser más exactos), y casi como quien no quiere la cosa, se cuela

una nueva versión de un tema del disco “Tinku”, lo cual permite que se redondee

adecuadamente la intensidad fusionesca que hasta antes del final quedaba como contenida. Tras las ambientaciones casi cinematográficas de ‘Spondylus y Danza para los Ancestros’, se nos aparece un tema bastante cándido y juguetón, ‘Telares / Juegos’ – los vientos van llenando espacios sucesivamente simulando así la fabricación de una tela, aunque se nota que Miranda quiere poner énfasis

en el carácter doméstico de este contexto. ‘Atarraya’ es una pieza serena que retrata de forma casi hipnótica el atardecer que cae sobre las aguas del puerto: en un ritmo de ¾, muy común en el folklore de la costa peruana, los teclados y la flauta dibujan retazos con alto cariz evocativo, muy a lo “new age”. Los temas 7–9 conforman una trilogía basada en los rituales de sacrificio

de la Cultura Moche. ‘El Degollador’ se centra en climas cinematográficos abiertamente tenebrosos, aunque manejados con suprema exquisitez. ‘La Rebelión de los Objetos’ se muestra con un colorido más abierto, y también un aura de sofisticación sabiamente explotada a través de complejas alternancias entre compases de 5/4 y de 3/4 – es aquí donde Miranda da rienda suelta a la influencia del rock progresivo, especialmente en su inteligente manejo de cambios de ambiente, la disposición de los contrapuntos y disonancias. ‘La Presentación de la Copa’ completa pertinentemente el flujo de ideas expuesto en

‘La Rebelión’. Sin duda, tenemos en esta secuencia un pico climático del disco.

Con ‘Viaje al Norte’ nos volvemos a relajar un poco, retornando a ambientes cálidos y cándidos: la cadencia tribal de las percusiones y las saltarinas líneas de maderas evocan un aire de fiesta; por su parte, ‘Chancay’ resulta un hermoso vals criollo traducido al lenguaje del jazz-fusión (mención especial para el fabuloso aunque breve solo de sintetizador a cargo de Ueunten). En medio de ambas piezas se sitúa ‘Nay Lamp’ que nos transporta a ambientes más densos y más épicos, combinando el aire amable de los vientos y percusiones con

los estilizados arreglos de teclados y corales, generando así una eficaz combinación de fusión y progresivo en su faceta etérea – también se incorporan matices electrónicos en el esqueleto de la instrumentación. ‘Los Amautas’ también apuesta por la fusión progresiva, lo cual conlleva el manejo de orquestaciones elegantes y fastuosas como elemento importante de la instrumentación, aunque esta vez la ambientación resulta más decididamente envolvente en comparación con ‘Nay Lamp’. Y bueno, la fastuosidad de raíz progresiva prosigue con ‘Mar Abierto / Dioses Navegantes’, un hermoso tema construido sobre un tempo de 7/8. La calidez destilada a través de la idea compositiva halla un adecuado correlato en los despliegues melódicos y armonías

articulados en los teclados, los mismos que reflejan el carácter épico del viaje de Túpac Yupanqui a la Polinesia. Por su dulce belleza y su bien dispuesta estilización, esta pieza es otra favorita personal del disco. El disco cierra con ‘Siglos’, un onírico dueto de quena y saxo soprano donde Miranda parece establecer una propuesta de diálogo entre el mundo antiguo y el contemporáneo: los vuelos libres de ambos instrumentos están medidos para no dejar que el exceso de florituras sature el ambiente, cuando la intención es clausurar el disco con un motivo de reflexión.

“Brujos Voladores” contiene un vídeo bonus donde se muestra la ejecución del tema ‘Pinkullada’ a cargo de Miranda y su banda de apoyo Tinku. Este disco no tiene pierde, y sí muchas muestras de ingenio musical que hacen que se vaya descubriendo o redescubriendo algo nuevo con cada escucha. Tal como señalé anteriormente, este disco es clave para la trayectoria de Manuel Miranda pues supone una propuesta de replanteamiento de lo que se entiende por fusión, y la osada estrategia de plasmar una visión ecléctica de la música ha sabido moldearse sabiamente como una posibilidad artística robustamente coherente. “Brujos Voladores” supone un evento muy importante para el año 2008 en el mundo

de las artes del Perú, y en realidad, dentro del ámbito general de la fusión.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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