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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 KENSO: “Utsuroi Yuku Mono” (2006)

Temas

  1. Itamashiki Kaimei
  2. Anokoro Moby Dick to
  3. Sokowamaa Sokohakatonaku
  4. Rhyme stone in Cotswolds
  5. Ubud Neiribana Genchou
  6. Shiduka eno Tobira
  7. Kodama no Mau Joukei
  8. A Single Moment of Life
  9. GOS
  10. Wakuwaku Lehigh Valley
  11. Kowakujima ni Uta wa
  12. Nitsunawa 6/8
  13. Kaze no naka no Fyilin
  14. Akatsuku ni Gakushiga
  15. Codon 1
  16. Codon 3
  17. Codon 2

Integrantes

  • Yoshihisa Shimizu: guitarras, sintetizador, instrumentos étnicos
  • Kenichi Mitsuda: piano, sintetizadores, acordeón
  • Kenichi Oguchi: órgano, sintetizadores
  • Shunji Saegusa: bajo, contrabajo
  • Keisuke Komori: batería, percusión electrónica Colaboradores – Hiroshi Nambu (rebab), Keiko Kawashima (cante y palmas)

Vaya, vaya con esta gente de Kenso y su más reciente álbum “Utsuroi Yuku Mono”. Solo para empezar a redactar este álbum he tenido que hacer copia-y-pega (de la página de Progscape) para no matarme enredándome con los títulos de los 17 temas del repertorio. Pero en el fondo la labor que me hubiera tomado escribir por mí mismo estos créditos no se compara con el despliegue de densa complejidad que este material destila desde el primer segundo de la primera pieza. Realmente Kenso se ha decidido a ir con todo en esto de reinventarse ahora que están enrumbados hacia una nueva fase de su larga carrera musical. La presencia de sonoridades psicodélicas dudas, ahondamientos en elementos de tipo fusión e incluso el manejo de tensiones razonablemente inspiradas en la vanguardia progresiva son tres componentes básicos que se introducen en la ideología musical de Kenso para delinear nuevos caminos dentro de su esencia jazz-prog.

El tema de apertura comienza con agresivos fraseos de guitarra sostenidos sobre una contundente batería y pronto acompañados por el órgano y el sintetizador: las variaciones que van emergiendo añaden matices a este despliegue de fuerza que se despliega ingeniosamente dentro de los confines de 2 ½ minutos. La neurosis da paso a la extroversión en el segundo tema, el cual se debate entre lo jovial y lo reflexivo en sus atractivas variables melódicas. Las partes de guitarra encarnan un nervio patentemente fiero, y este tema simboliza ciertamente el espíritu general de la mayor parte de este repertorio: estilización exquisita revestida de garra inocultada. ‘Sokowamaa Sokohakatonaku’ y ‘Ubud Neiribana Genchou’ nos devuelven al candor ágil del Kenso de siempre, aunque la producción de sonido logra que este tema encaje en medio del repertorio – esta vez la energía se manifiesta de manera más sutil y arropada bajo las elegantes orquestaciones de los dos teclados y las envolventes líneas de guitarra. La manera en que el nuevo baterista Keisuke Komori realiza sus florituras percusivas sin romper con el espíritu de cada pieza se siente muy efectiva. Más adelante, ‘GOS’ Nos mostrará algo más claramente apegado a la tradición de Kenso. El quinto tema nos lleva por el jazz vanguardista, jugando con disonancias sobre una base rítmica contagiosa – una buena estrategia para casar lo llevadero con los desafiante. Los sonidos de vientos exóticos del prólogo anticipan los bizarros adornos de inspiración oriental que saldrán al frente durante el desarrollo de los sucesivos motivos. ‘Shiduka eno Tobira’ es una mágica pieza lenta en la cual el genial Shimizu rinde tributo a uno de sus ídolos consistentes, Allan Holdsworth, dejándose influir por su faceta más cadenciosa: la guitarra acústica ocupa un rol protagónico frente a la eléctrica, la cual opera principalmente para llenar ciertos espacios. La vibración etérea e introspectiva que exuda esta pieza encuentra un efectivo contrapelo con otro tema patentemente neurótico, ‘Kodama no Mau Joukei’, el cual nos devuelve el sentido de sorpresa y rareza del segundo tema: es casi como un RIO sin el tenebrismo.

‘A Single Moment of Life’ es otra pieza inundada de melancolía, incluso superando en vibración etérea y ensoñación flotante a ‘Shiduka eno Tobira’. ‘Wakuwaku Lehigh Valley’ es más rock y funk que jazz, abriendo las ventanas para que entre un poco de alegría sencilla al asunto ,aunque es justo señalar el detalle de que esta pieza no es para nada facilona. ‘Kowakujima ni Uta wa’ marca la primera aparición de una vocalista invitada, Keiko Kawashima, que tiene el crédito de cante flamenco (incluyendo la inserción de palbras españolas masticadas) y palmas, pero su estilo en realidad apela más a lo arábigo que a lo aflamencado. En fin, esta pieza sirve para que Kenso explore los colores de la fusión étnica coqueteando parcialmente con el “world music”, una estrategia que se reforzará en la secuencia de los tres últimos temas. Si tenemos en cuenta que hay una intención flamenca en estas piezas, podemos muy bien argumentar sobre su éxito abortado, pero por otro lado, sus imperfecciones respecto al ideal las convierten indirectamente en atractivas muestras de manejo efectivo de ciertos “tópicos”. Los dos siguientes temas nos devuelven al jazz-prog fundamental, siendo así que ‘Kaze no naka no Fyilin’ enarbola un ambiente ligeramente más denso. Justo esta pieza se engarza con ‘Akatsuku ni Gakushiga’, un tema en el cual encontramos un simpático repaso por el jazz-rock, la fusión pseudo-flamenca y el prog bizarro en un marco conciso de 3 minutos.

En fin, “Utsuroi Yuku Mono” es la más reciente joya musical gestada por la gente de Kenso, y como tal, merece destacarse como un aporte sobresaliente al mundo progresivo de nuestros tiempos.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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