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 FÜHRS & FRÖHLING: “ Ammerland” (1978)

Temas

  1. Ammerland (3:05)
  2. Gentle Breeze (5:30)
  3. Dance of the Leaves (2:16)
  4. Street Dance (2:29)
  5. Sarabande (2:27)
  6. Circles of Live (4:04)
  7. Every Land Tells a Story (13:49)
  8. Ammernoon (5:05)

Integrantes

  • Hans Fröhling / guitarras, bajo, sintetizador, percusión
  • Gerhard Führs / sintetizadores, mellotron, piano, percusión

Führs & Fröhling no es sino el sencillo nombre que adoptó el dúo remanente del trío Schicke, Führs & Fröhling. Aunque esto no es del todo exacto, pues este disco debut apareció en el mercado cuando al mencionado trío le faltaba un tercer y último disco por editar y una gira por terminar. El hecho es que se acercaba el fin para SFF, y el combo compuesto por el guitarrista y el teclista

ya estaba embarcado en un proyecto musical. “Ammerland” tiene un repertorio compuesto en su amplia mayoría por Fröhling, quien aprovecha el momento para dar rienda suelta a una multitud de ideas basadas en la guitarra acústica y la clásica. La estrategia más recurrente a lo largo del disco es la de dejar que la guitarra arme las armonías básicas y melodías principales, mientras que los teclados se encargan del resto: completar las melodías, elaborar adornos precisos y orquestaciones a la medida del ambiente creado en cada momento. A veces este disco puede sonar a lo que hubiese sido un disco de Anthony Phillips

grabado en Alemania, contando con teclistas de Eloy, Novalis o Wallenstein como

músicos de apoyo: espero que este descarado contrafáctico haya servido como un indicio descriptivo eficaz para el lector.

El tema homónimo abre el disco con una majestuosidad envolvente: los arpegios de la guitarra acústica que arman el núcleo de la pieza se desarrollan con un espíritu trovador, mientras que los teclados elaboran finos ornamentos y armonías. Son 3 minutos de pura gloria progresiva pastoral en todo su esplendor

bucólico. ‘Gentle Breeze’ despliega un candor melódico muy semejante, pero con un lirismo tal vez un poco más elaborado en las intervenciones de los sintetizadores: se incluye, además, un interludio de tenor renacentista reformulado con tonalidades intermedias entre lo spacey y lo jazz-prog (a lo Happy the Man). ‘Dance of the Leaves’ se enfila hacia ambientes académicos, muy

a tono con lo que cabe esperar de Anthony Phillips o la faceta bucólica de un Oldfield o un Hackett; lo mismo vale para el barroco ‘Sarabande’ y el romántico

‘Circles of Live’, los cuales completan una tríada de piezas que combinan la belleza estilizada del clasicismo intimista y las texturas envolventes de teclados de Führs, muy propios del sinfonismo de línea germana. ‘Street Dance’ es una breve y simpática aventura en cadencias folklóricas célticas, con una inconfundible cadencia urbana. ‘Every Land Tells a Story’ es la pieza más larga

del álbum con sus cerca de 14 minutos de duración: antes de ser parte del repertorio del presente dúo, fue ejecutada en concierto por el trío de Schicke,

Führs & Fröhling durante su última gira, lo cual nos hace sospechar que ‘Every Land…’ aporta una línea de trabajo que hubiera sido desarrollada por el “trío matriz” de no haberse disuelto en su momento. El tema abre con un motivo basado

en la guitarra de 12 cuerdas, bastante pastoral en su raíz, aunque siempre podemos contar con los teclados de Führs para darle su ambiente de tipo cósmico-sinfónico y transportar la relajación espiritual hacia un estado de contemplación. Un segundo motivo es más juguetón, no muy lejano a sonoridades usuales en el tercer disco de SFF. También notamos una cercanía con el sinfonismo sintetizado que por aquel entonces focalizaba la atención de Franke y Froese en Tangerine Dream. Poco antes del minuto 7 emerge un pasaje de piano bastante candoroso, con una aureola melancólica provista por los efectivos vacíos que se dan entre las notas. Con la adición de texturas de sintetizador y

punteos controlados de guitarra se prepara el camino hacia un pasaje fastuoso ligeramente emparentado con el lado melódico del Vangelis de fines de los 70s. Esta misma sección es doblada inmediatamente después con un trabajo más acentuado en lo cósmico (efectos sintetizados de truenos incluidos), hasta llegar a unas líneas finales muy intimistas. Los últimos cinco minutos del disco están ocupados por ‘Ammernoon’, una pieza de clara tendencia Tangerine Dream-con-Cluster: el trasfondo de la misteriosa (aunque no siniestramente perturbadora) arquitectura sónica incluye susurros, murmullos y otros recursos vocales. La amalgama de cortinas de mellotron y líneas de Moog son hermosas a través de su misterio.

En suma, “Ammerland” captura de manera inspirada la creatividad conjunta de Führs y Fröhling, afirmándolos como dos de los músicos y compositores más notables dentro de la tradición progresiva alemana. Todavía les quedaban cosas interesantes que decir tras la conclusión del proyecto que compartían con Eduard Schicke.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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