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ROGER HOGSON – gran concierto en Lima, 18 de febrero de 2009

La velada que ROGER HODGSON y su banda de apoyo ofrecieron en el estadio Monumental de Lima la noche de l8 de febrero fue mágica, cálida y vigorizante –

realmente hubo una conexión bárbara entre el ensamble de músicos y el público. Aunque el local no llegó al lleno total, la atención y recepción al material que HODGSON ofreció al público fueron abrumadoras. Teniendo en cuenta que HODGSON es de por sí una persona muy carismática y comunicativa, no se hizo problemas a la hora de presentar sus temas (en un inglés relativamente pausado), lo cual facilitó la llegada de su mensaje principal: “muchas de estas

canciones significan mucho para mí y seguramente les traerán recuerdos, por lo que siéntense libres de acompañarme riendo, llorando, cantando, bailando, etc.”

También tuvo palabras de elogio (?y adulación?) para con el público limeño, recordándonos la cálida acogida que ya había tenido en diciembre de 1988 en el Auditorio del Centro de Convenciones del Hotel María Angola. Recuerdo haber estado allí también, y decididamente ya se había establecido una conexión perenne entre HODGSON y el público rockero limeño (especialmente de la “vieja guardia”). En aquella ocasión, las guitarras y el teclado estaban exclusivamente a cargo de Roger, por lo que el sonido grupal no se sintió tan lleno como en esta última ocasión, que sí contaba con un teclista a tiempo completo. Si en 1998 su hijo Andrew estaba a cargo de la batería, ahora otro vástago del Supertramp clásico estaba a bordo: me refiero al multi-instrumentista Jesse Siebenberg, hijo del baterista de Supertramp Bob Siebenberg, quien para esta banda de apoyo se ocupó del bajo y los coros. Los otros músicos fueron Aaron MacDonald (vientos, teclado y coros), Bryan Head (batería y percusión) y Michael Bluestein (teclados y coros). A pesar de la edad (que nuestro héroe supertrampiano ya está en sus últimos pasos de la cincuentena), HODGSON mostró una vitalidad innegable, y sobre todo, que su sensibilidad como músico y su manejo vocal siguen prácticamente intactos. El esfuerzo que tuvo que emplear para llegar a un par de agudos fue mínimo, y sobre todo, desplegó una garra inapelable. De hecho, HODGSON con su grupo de apoyo demuestra que en él reside el espíritu de Supertramp y no en el reacomodo

que Richard Davies tuvo que hacer con el remanente de Supertramp desde los días

de “Free as a Bird” en adelante.

El repertorio del concierto fue ocupado en un 95 % por material del “quinteto de oro”: personalmente, preferiría que él diera más espacio a su repertorio solista, pues también hay allí varias cosas de calidad cuya inserción en un set

podía tener bastante sentido. En el Estadio Monumental tocó solamente 3 temas solistas (a diferencia de los 5 que tocó en 1998 en el María Angola): el hermoso ‘Lovers in the Wind’, el simpático ‘You Make Me Love You’ y el cálido ‘Along Came Mary’. Y mí personalmente no me hubiese molestado que tocara uno o dos más del “Open the Door” (p.e., el épico ‘Death and a Zoo’, el mismo que ya había sido presentado en su gira de 1998-9 antes de que el disco en cuestión terminara de ser grabado), y sobre todo, material de su brillante debut solista

“In the Eye of the Storm”. Este disco fue su prueba de fuego, aprobada con honores: ?por qué no se anima a reinterpretar su vibrante ‘Had a Dream’, o temas tan estupendos como ‘Give Me Love, Give Me Life’ y ‘Only Because of You’,

dignos de la tradición más gloriosa de Supertramp? En fin, las cosas fueron como fueron y me complacieron bastante. Aquí transcribo el repertorio, con base

a otra fuente y con algunas ligeras modificaciones, pues me parece recordar que

se acomoda exactamente a lo que se escuchó en el Monumental.-

  • Take the long way home
  • Give a little bit
  • Lovers in the Wind
  • Hide in your shell
  • Easy does it / Sister Moonshine
  • Breakfast in America
  • Along came Mary
  • A Soapbox Opera
  • You make me love you
  • Child of Vision
  • The Logical Song
  • Lord is it mine
  • Even in the Quietest Moments
  • Don't leave me now
  • Dreamer
  • Fool's Overture (Bis)
  • School
  • It's Raining Again

El comienzo con ‘Take the Long Way Home’ creó un momentum muy efectivo, el mismo que fue prolongado eficazmente con ‘Give a Little Bit’. Puesto que en el escenario había un auténtico piano de cola (aparte de los habituales teclados digitales), la primera vez que HODGSON lo abordó fue para el precioso tema ‘Lovers in the Wind’. ‘Hide in Your Shell’ sirvió para retornar al optimismo lírico después de la entrañable melancolía de ‘Lovers’. Otro momento de conexión con el público fue cuando Roger invitó (exitosamente) al público a silbar la melodía base de ‘Easy Does It’, engarzada con una versión recortada de ‘Sister Moonshine’. Por su parte, ‘Breakfast in America’ contó con un breve jam en la coda a fin de permitir un poco más de lucimiento para el vientista Aaron McDonald. Definitivamente, este miembro en particular fue el más destacado del ensamble, sabiendo replicar diestramente la dinámica peculiar de John Anthony Helliwell y además, fungiendo de Rick Davies en las voces de apoyo. Una agradable sorpresa fue la inclusión de ‘A Soapbox Opera’, una gema olvidada de los días de “Crisis’ What Crisis?” – recuerdo que era uno de mis favoritos indiscutibles del doble en vivo “Paris”, regalo navideño que supuso el primer ítem de Supertramp que ingresó en mi entonces incipiente colección fonográfica. La magnificencia del original quedó bien reflejada en este concierto, al igual que la de ’Fool’s Overture’, en la primera despedida.

La inclusión de ‘Child of Vision’ fue también otro momento cumbre: Michael Bluestein se lució en el solo de piano, logrando focalizar muy bien el clímax que la pieza exigía. De hecho, me pregunto si HODGSON tocó este tema a modo de evocación de su primera venida a la capital peruana, cuando justamente esta canción fue el cierre del evento de aquel entonces. ‘Don’t Leave Me Now’ fue interpretado con el punche que ameritaba la ocasión, con una batería punzante oportuna para la peculiar fuerza de esta composición – qué pena que las partes cantadas hayan sido recortadas, pues con ello se quitó algo de espacio a las porciones de saxo (de todas maneras, muy lucido McDonald). ‘Lord Is It Mine’ nos brindó otro momento de ceremoniosa espiritualidad, mientras que ‘The Logical Song’ y ‘Dreamer’ encarnaron a la jovialidad misma. Con su versión solitaria y recortada de ‘Even in the Quietest Moments’, HODGSON recurrió a lo intimista: siendo como es una pieza cuya calidez se basa en su simplista esquema compositivo, yo personalmente hubiera preferido que la hubiese tocado con todo el ensamble, proveyéndolo de esos aires místicos y exóticos que hacen tan notable su versión de estudio. Pero como digo, en tano momento de intimismo, funciona muy bien. Los bises de ‘School’ e ‘It’s Raining Again’ llevaron al público limeño a la plenitud de su goce, cerrando con un aire de llamativo optimismo la atmósfera de plena complicidad que HODGSON y cía. Habían

conquistado en el Monumental.

Una muy buena noche con música de Supertramp para nostálgicos que sabían apreciar la fuente de la mayor parte de la esencia de Supertramp.

Aquí me despido hasta una nueva ocasión.

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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