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 Stewart Copeland: The Rhythmatist (1985)

Listado de temas:

  1. Koteja (Oh Bolilla) (Lema)
  2. Brazzaville (Copeland)
  3. Liberte (Lema)
  4. Coco (Copeland)
  5. Samburu Subset (Copeland)
  6. Kemba (Copeland Lema)
  7. Gong Rock (Copeland)
  8. Franco (Copeland)
  9. Serengeti Long Walk (Copeland)
  10. Africa Dream (Copeland)

Personal:

  • Stewart Copeland: drums, percussion, bass, guitar, piano, keyboards, programming, vocals, computers, producer, engineer.
  • Ray Lema: vocals.

El contacto que tuve con este disco fue muy distinto al que le puede haber pasado a muchos fans de The Police, grupo que cosecho infinidad de exitos por todos conocidos y que aun siguen sonando en cualquier FM que se precie, ademas de la comentada reunion de este trio y su posterior gira comenzada el ano pasado. Para 1985, Sting emprendio su carrera solista editando su primer disco, The Dream of the Blue Turtles; Andy Summers ya habia realizado una segunda colaboracion con el maestro Robert Fripp en el album Bewitched muy recomendable-; y Stewart Copeland editaba este, su segundo trabajo, luego de haber colaborado con el director de cine Francis Ford Coppola en la musica de Rumble Fish, banda sonora muy elogiada, por cierto.

Para ese entonces, confieso, no era fan ni mucho menos de The Police. Ni me interesaban los trabajos solistas de ninguno de ellos y disculpen- no sabia quien era Fripp, mientras King Crimson era un nombre que cada tanto aparecia en alguna revista de musica especializada, hasta que un dia en una radio local escuche una nueva cortina musical de un noticiero en donde un potente tema tenia una bateria que, antes de llegar al minuto, hacia un solo descomunal. ?Quien sera? Averigue y me encontre con este senor Copeland, responsable de aquel tema que esta incluido en el disco que ahora comento.

The Rhythmatist fue una idea basada en diversos ritmos africanos de los cuales todo el disco transpira por doquier. Para esto, Copeland lo complemento con un documental que el mismo realizo sobre la recopilacion de variados matices sonoros entre distintos pueblos del Africa. En la tapa del este disco se lo ve a Copeland con un gran microfono en medio de un desierto o prado de algun lugar de ese continente.

Hechas las pociones necesarias, Copeland no solo toco su consabida bateria, sino que tambien se hizo cargo de cada uno de los instrumentos que ahi se escuchan, especialmente de los sintetizadores, programandolos para que suenen como verdaderas orquestas que enfatizan este coctel de sonidos y ritmos tribales que bien valen la pena escuchar. Ademas, invito al notable cantante Ray Lema (Originario de Zaire) para que aportara no solo su voz sino tambien algunas composiciones, siempre con el tentacular baterista como coprotagonista. En resumen, el presente disco puede tomarse como un verdadero trabajo conceptual que gira en torno a la musica de algunas regiones de aquel territorio, aunque no tenga una estructura interna que sirva precisamente de guia.

Koteja (Oh Bolilla) comienza con el sonido de una guitarra electrica que curiosamente recuerda a sonidos de su anterior trabajo, el mencionado Rumble Fish. Ray Lema sigue despues, enmarcando el motivo festivo en el que Copeland despliega sin estridencias ni nerviosismo su faceta percusiva, lo que sera una constante en toda la obra. Brazzaville sigue luego, donde nos deleitan durante el primer minuto diversos cantos africanos a los que seguiran acompanados con diversas percusiones y baterias electronicas admirablemente moderadas. Copeland no tiene necesidad de demostrar nada, sino mas bien que los ritmos sean los que hablen. Liberte, otra alegre cancion de Lema que no se aleja mucho de la propuesta del primer tema, da pie luego a lo que uno espera de un baterista como este en el siguiente corte, Coco, pequeno tema dividido en tres partes, donde un arsenal de baterias y percusiones dialogan con mucha fuerza, con un poderoso bajo electrico que hace las veces de guia y de bisagra entre todos ellos. De pronto se suavizan los ritmos y son los teclados los que ahora dialogan, con una trompeta sintetizada liderando al resto de la orquesta. Casi abruptamente finaliza el tema con otro pequeno corte, muy parecido a los que Copeland usa en diversas bandas sonoras, en un tono muy oscuro, casi de suspenso. Es uno de los temas que mas me gustan. Sigue Samburu Sunset, esta vez con sonidos grabados de diversos animales selvaticos sobre los que Copeland desarrollara un muestrario sonoro de todo lo que escucho, grabo y aprendio durante su viaje. En algunos segmentos hace recordar a los sonidos de otros temas del disco, aunque Copeland solo se limito a ser un simple acompanante, desde un sencillo sonido de teclados hasta un demoledor solo de bateria. Da la impresion que la idea de este extraordinario musico es la de reflejar la belleza y el exotismo de la musica del Africa, sin necesidad de meterse y demostrar lo que los sonidos ya dicen por si solos.

En la segunda parte tenemos Kemba, con sonidos que nos vuelven a recordar a Rumble Fish, a pesar de lo alegre y festivo del tema. Copeland desarrolla algo muy parecido al reggae, aunque tambien hace de las suyas por momentos.

Gong Rock, con cantos tribales y percusiones rodeando a un baterista que marca justamente el tono rockero instrumental que se presume, da lugar luego a Franco, con mas sonidos evocativos, esta vez mas enfatizados desde los teclados. Sigue Serengeti Long Walk, el potente tema que mencione al principio, con el esperado solo que Copeland ya tenia preparado, aunque un poco corto para mi gusto. En cierta forma nos hacer recordar a Synchronicity de The Police, en donde este musico no dejaba de empujar el ritmo de esta recordada cancion, deleitandonos principalmente con los platillos. A partir de 01:36 la historia se modera un poco, dando lugar a que la voz de Copeland hable durante el resto del tema, finalizando a la manera de Coco, lo que ya parece un truco que al baterista le gusta incorporar. El disco termina con Africa Dream, una especie de oda a todo lo que el musico pudo desarrollar durante toda esta increible obra.

No esperen encontrar guinos a The Police y mucho menos a Curved Air, paso previo que un joven Stewart Copeland dio antes de meterse con Swing-, porque aqui no los hay. En este disco se desarrollo una autentica clase de ritmos africanos en el que primo el verdadero espiritu musical antes que las demostraciones tecnicas. Estas ultimas, cuando las hubo, fueron relativamente moderadas, aunque muy bien desarrolladas. Tampoco hay nada que se le parezca al pop de los ochenta, sino que aqui existe una mirada introspectiva enmarcada en el rock hacia una tierra que aun hoy en dia lamentablemente y en plena era de la globalizacion- al mundo civilizado le parece lejana y desconocida.

La unica pena que da es que Copeland, luego de este trabajo, no se haya dedicado a realizar otros proyectos similares, dedicandose mas bien a seguir realizando diversas bandas sonoras de peliculas y programas de television (The Equalizer, por ejemplo), algunas de ellas interesantes y otras no tanto. Animal Logic (Grupo que fundo junto al bajista Stanley Clarke y que dejo solo dos discos), Oysterhead (Un disco) y el regreso a The Police no marcaron ningun hito notable en su carrera, a pesar de que no se discute el nivel de musicos que estos grupos poseen. The Rhythmatist, entonces, se convierte en una rareza digna de uno de los bateristas mas influyentes, poderosos y originales que tuvo la musica del rock. Altamente recomendable para todos los que amen y se dediquen a estudiar percusion y bateria.

Saludos a todos.

Eduardo Norris (Rafaela, Santa Fe, Argentina)

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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