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 ISILDURS BANE: “Eight Moments of Eternity” (1987)

Temas

  1. Lady in Green
  2. The Factory Man
  3. Ben-Oni
  4. The Second Step
  5. Happy Hip Hop
  6. In the Same Class
  7. Gheel
  8. Above the Roofs

Integrantes

  • Mats Johansson: teclados, voz
  • Mats Nilsson: guitarras, voz
  • Jan Severinsson: flautas, percusión tonal, sintetizador
  • Kjell Severinsson: batería, percusión
  • Bengt Johansson: saxos, percusión
  • Fredrik Janacek: bajo

Colaboradores – Christian Jerhov (trombón), Jan-Ove Nilsson (trompeta, corno flugal), Hallandsensemblen (apoyo orquestal en 4)

Siguiendo con la línea de trabajo agudamente iniciada en el trabajo previo “Sea

Reflections”, Isildurs Bane continúa con su proyección hacia un jazz-rock melódico, mayormente amable, no carente de efectivos recursos de sofisticación,

y con algunos ocasionales guiños al sinfonismo. El grupo sabe muy bien qué es lo que quiere hacer en ese momento, y ello se nota en el fervor y la convicción

con los que el grupo decide enfilar este nuevo repertorio. El ya no novato saxofonista Bengt Johansson ya ha conquistado un lugar central y crucial dentro

del sonido grupal, mientras que el baterista Kjell Severinsson y el guitarrista

Mats Nilsson asientan los bloques sonoros en numerosas ocasiones.

El disco comienza con la calidez y vibración romántica de ‘Lady in Green’, pieza asentada sobre una cadencia rítmica fusionesca lenta y con una sobria línea melódica principalmente marcada por los teclados, la guitarra acústica y el saxo. Las cosas se ponen más movidas y pegadizas con ‘The Factory Man’, tema

en el que Isildurs Bane establece una cruza entre Weather Report y Spyro Gyra, y también algunos elementos a lo Zappa (sin tanta demencia) que salen a flote en ciertos adornos de percusiones tonales, ensamble de bronces y efectos de sonido emulando ruidos de fábrica. ‘Ben-Oni’ reitera el factor Spyro Gyra, aunque esta vez con resabios de Latin-jazz estilizado al modo del Chick Corea de los 80s, contando además con aires Watkins-con-Hammer en los flotantes solos

de sintetizador que salen al paso en lugares estratégicos. ‘The Second Step’ establece una conexión clara con el sinfonismo, sonando como una cruza entre The Enid y Camel: eso sí, el trío rítmico mantiene un esquema fusionesco. La segunda mitad del disco comienza con ‘Happy Hip Hop’, título apropiado para un tema tan frontalmente alegre por su buen baño en aguas funk y Latin que se manda. Por su parte, ‘In the Same Class’ ofrece un ambiente más contemplativo, escudado en una combinación de Happy the Man y el lado meditativo de Return to Forever – la serena belleza de los motivos principales son es manejada con suficiente soltura como para insertar algún interludio tipo bossanova de manera

completamente natural. ‘Gheel’ apela a una peculiar combinación de climas orientales y funk en un recuadro fiel a la línea predominante en el álbum: la pieza se desarrolla en una especie de crescendo a través de un jam que probablemente merecía un final más pletórico que el simple fade-out en el cual termina. ‘Above the Roofs’ cierra el disco con un clima amable y envolvente: la

cosa suena muy emparentada con el Camel de “I Can See Your House from Here” (las mejores partes), siendo así que el compás lento no es impedimento para la transmisión de una genuina (y controlada) energía.

“Eight Moments of Eternity” es, a fin de cuentas, una lógica continuación del esquema sonoro concretado en “Sea Reflections” – es más que oportuno que ambos LPs hayan sido editados juntos en un solo CD. Isildurs Bane estaba destinado para cosas más magistrales que las expuestas en ambos discos, pero no hay razones para desmerecer las cualidades que me parecen patentes en los esquemas compositivos y arreglos. “Eight Moments of Eternity”, más que genial, es bonito

y agradable, lleno de buen gusto a través de los clichés ochenteros que salen a

relucir.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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