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 DREAM THEATER: "A Dramatic Turn Of Events" (2011)

Discográfica: Roadrunner

Temas:

  1. On The Backs Of Angels (8:46)
  2. Build Me Up, Break Me Down (6:59)
  3. Lost Not Forgotten (10:11)
  4. This is the Life (6:57)
  5. Bridges in the Sky (11:01)
  6. Outcry (11:24)
  7. Far From Heaven (3:56)
  8. Breaking All Illusions (12:25)
  9. Beneath The Surface (5:26)

Músicos:

  • James LaBrie / lead vocals
  • Mike Mangini / drums, percussion
  • John Petrucci / guitars, backing vocals
  • John Myung / bass
  • Jordan Rudess / keyboards, Continuum, Morphwiz, Samplewiz

Tras la inesperada fuga de Mike Portnoy y del posterior culebrón, había expectación sobre si Dream Theater darían cierto giro a su trayectoria o bien seguirían con lo mismo de siempre. Finalmente la segunda opción ha sido la ganadora. "A Dramatic Turn of Events" es Dream Theater puro y duro. Sin avances ni sorpresas.

Primero de todo, parece que con Mark Portnoy se ha ido también la costumbre de incluir fragmentos propios de otros grupos, como apuntandose a la moda.

Lo que es agradecer porque muchas veces parecían parches más que ideas integradas en el conjunto.

Pero como decíamos, Dream Theater vuelven a sonar plenamente a Dream Theater en lo que supone un regreso al sonido de los 90. No necesariamente una mala opción, pero tampoco buena. Los últimos álbumes no es que fueran mejores para mi gusto, y de hecho el giro de los acontecimientos que proclama el título, en clara referencia al asunto Portnoy, no se puede decir que haya sido a peor.

Ahora bien, yo lo que percibo es un muy buen grupo con el piloto automático puesto y que no le tiembla el pulso a la hora de coger ideas de trabajos anteriores. Personalmente me aburre que me vengan con la enésima balada tipo, los mismos clichés, los solos de Rudess clónicos, las típicas florituras del Petrucci, un LaBrie repetitivo ... En definitiva, una persistente sensación de que esto ya lo había oído antes.

Sí, "Breaking all Illusions" está bastante bien con el largo desarrollo instrumental, "Lost not Forgotten" o "Bridges in the Sky" dan el pego... Y además técnicamente no puede haber ningún reproche, tocan como siempre de memoria. Ni siquiera afecta en nada la sustitución del Mike Portnoy por Mike Mangini, incluso la producción parece ideal. Un buen disco, sí, que alcanza su objetivo con respecto a quienes va dirigido. El problema es que otros no tenemos suficiente y queremos que nos transmitan y nos expliquen algo que no sepamos ya.

Total, que los incondicionales del grupo estarán más que satisfechos con el nuevo trabajo, porque no se puede negar que este álbum es justamente lo que deseaban. Por lo tanto aquí no ha pasado nada y todos contentos, grupo y seguidores.

Valoración: 5,5/10

Ferran Lizana (rockomic@gmail.com)

Septiembre 2011

Temas

  1. On The Backs Of Angels (8:45)
  2. Build Me Up,Break Me Down (6:59)
  3. Lost Not Forgotten (10:11)
  4. This Is The Life (6:57)
  5. Bridges In The Sky (11:01)
  6. Outcry (11:24)
  7. Far From Heaven (3:56)
  8. Breaking All Illusions (12:25)
  9. Beneath The Surface (5:26)

Integrantes

  • James LaBrie: voz, coros
  • John Petrucci: guitarras, coros
  • John Myung: bajo
  • Jordan Rudess: teclados, Continuum, MorphWiz
  • Mike Mangini: batería, percusión

Si el nombre de Dream Theater ha sido sinónimo indiscutible de paradigma del prog-metal desde la inolvidable (y para no pocos, todavía insuperable) dupla de

álbumes "Images & Words" y "Awake", desde el año pasado también ha sido sinónimo de telenovela desde la tensa situación que se originó con la partida de Mike Portnoy (previo rechazo de su iniciativa de poner a la banda de vacaciones y tras un fallido intento posterior de regreso), sin obviar un litigio sobre los réditos económicos de la utilización del mismo nombre del grupo. En fin, el grupo ha sabido seguir adelante con un nuevo enfoque compositivo que implicó dejar más campo abierto a lo melódico a partir de una interacción más fluida entre Petrucci y Rudess, una mayor iniciativa de este último, y la retoma de aportes importantes de parte de LaBrie y Myung. Por su parte, el nuevo baterista Mike Mangini ha sabido hacer gala de su técnica, fuerza y veteranía para cumplir con su rol de "nuevo Portnoy" que el grupo tenía en mente para sus primeros pasos en esta nueva fase de su carrera. Parece

un rol muy encorsetado, y puede serlo en muchos sentidos, pero también es verdad que la leyenda de Portnoy no está construida con aire y quimeras, sino con una realidad de años y años de versatilidad que lo convierten en toda una figura infinitamente influyente para la maduración del prog-metal desde la década de los 90s, un mérito que no le podrán negar aquellos que con razón odian sus tendencias al divismo y al egocentrismo. La simple tarea de anularlo exige pericia y esa intuición que solo da la veteranía, y Mangini era el designado por el Dios Destino para realizar este trabajo. Además, desde la logística creativa diseñada para la composición y los arreglos del nuevo material, tenía sentido que se buscara una permanencia idealista de Portnoy. En

efecto, Dream Theater decidió dar un paso decisivo y necesario tras el proceso de aburguesamiento que se hizo notar en "Systematic Chaos" y "Black Clouds & Silver Linings", así como en el legado unilateral de "Train Of Thought": retomar los mejores frutos de su propia herencia sinfónica desde la etapa Moore

y los inicios de la etapa Rudess para revitalizar su sensibilidad musical y enfocar con una nueva perspectiva los matices metálicos que se habían afianzado

en los dos discos precedentes. Esta estrategia era una de las que más se discutían en los foros de fans donde no faltaban quejas sobre la crisis creativa de los últimos discos y la innecesaria pero constante sobreabundancia de Portnoy dentro de la línea de trabajo de la banda. Pues bien: la respuesta a

todas estas inquietudes, hipótesis, expectativas está cabalmente reflejada en "A Dramatic Turn Of Events", disco que parece condenado a ser el más comentado ítem de prog-metal del año. (Algo así como lo eran por varios años los discos de Marillion con Hogarth dentro del gueto del neo-prog, ?no?) Repasemos el disco, tema por tema.

"On The Backs Of Angels", el primer tema que se dio a conocer del disco, inaugura esta nueva fase musical de la banda con carácter y fortaleza. El motivo introductorio es un guiño al clásico preludio perpetuo de "Pull Me Under" con ciertos aires añadidos a lo "A Change Of Seasons". El cuerpo central

se revela como un matrimonio bien compaginado entre la herencia de la etapa 92-95 y la pesadez más aparatosa propia de los dos últimos trabajos de estudio.

Es como recuperar una vieja ilusión mientras se echa un último vistazo a los paisajes que llenaron los últimos cinco años de trayecto a la hora de cerrar la

puerta. Pero la puerta no se cierra del todo, tal como revela "Build Me Up, Break Me Down", pieza que no hubiera estado fuera de lugar en "Systematic Chaos" o en medio de "Panic Attack" y "Never Enough" (del "Octavarium")=85 aunque menos mal que no es de la línea de Muse, sino más bien una canción metalera melódica con afinidades industriales sobre un compás de medio-tiempo pomposamente arreglado para dar la impresión de mayor polenta. Engarzado con la

conclusión sinfónica de este tema, "Lost Not Forgotten" empieza a brindar los primeros momentos de grandeza mayestática del álbum. Comenzando con una secuencia de piano a lo Gershwin, el tema pronto estalla en una serie de modismos que podemos reconocer desde los tiempos de "Images & Words" y "Scenes", con herramientas y recursos que plasman alusiones a las estructuras de "Under a Glass Moon", "Metropolis Part 1", "Strange Déjá Vu" y "The Dance Of

Eternity". !Cómo se nota que los cuatro restantes de DT principalmente querían a un facsímil del turbulento Portnoy! !Y también cómo se nota que el grupo logró entender que necesitaba reciclar lo mejor de su legado con Moore y reorientar la potencialidad creativa de Rudess para recuperar el brillo progresivo que se había manifestado por última vez en "Six Degrees Of Inner Turbulence" y tres cuartos de "Octavarium"! "Bridges In The Sky" tiene una introducción que comienza con una secuencia tribal que incluye el sampleo de un

canto ritual, seguida de otro sampleo de una ceremoniosa coral gótica, permitiendo así que el poderosos cuerpo central se instale como emergiendo de una misteriosa niebla. Esta pieza exorciza dinámicamente los fantasmas del "Train Of Thought" y del "Systematic Chaos" con un inteligente manejo del gancho marchoso propio de la pieza; también podemos señalar que ciertos pasajes

de teclado en el interludio nos remiten al "Scenes From A Memory", pero es verdad que a pesar de que se hacen presentes de una forma llamativa, son los guitarreos y los aportes de la batería los que guían la dirección compositiva de la pieza. La breve coda reitera el ambiente tribal del inicio. "Outcry", por

su parte, refleja un manejo más sofisticado del elementos metalero, jugándosela

por un compás más contenido y la inclusión de atmósferas digitales en medio de una fastuosidad refinadamente desarrollada. Esta pieza guarda una fidelidad más

grande a los esquemas sonoros de los tres últimos discos, pero su sentimiento nostálgico parcialmente patente nos remite a los terrenos más sofisticados que se explayaron en el primer volumen del "Six Degrees" ("Blind Faith", "Misunderstood"). Rudess se manifiesta a sus anchas en la sección intermedia, la cual se puede describir como un híbrido entre una recapitulación ralentizada

de los alucinados aspavientos rococó del legendario "Metropolis Part 1" y los recovecos instrumentales de "Blind Faith" y la sección final de "The Great Debate". En resumen, "Outcry" es otra muestra fabulosa de la aureola de frescura y nuevo esplendor que la banda ha venido proclamando desde los tiempos

de post-producción de este álbum.

El primer momento de pleno relax emocional llega con "This Is The Life", una power-ballad de pronunciado cariz sinfónico, portando una sensibilidad serena y

un refinamiento melódico que la hace afín a varios temas a medio tiempo de Enchant y Vanden Plas. La alternancia de 6/4 y 5/4 en el esquema rítmico de la pieza ayuda bastante a sustentar una calidez reflexiva consistente, la cual no se rompe cuando entran a tallar los riffs de guitarra eléctrica en ciertas ocasiones calculadas. El segundo momento relajante está encarnado en la balada "Far From Heaven", pieza sostenida sobre el piano y en el que LaBrie recapitula

los matices introspectivos de su voz con el grisáceo dramatismo de "Vacant" y algunos momentos mayestáticos a lo "Wait For Sleep". Es curioso que tengamos que sacar a colación a esta última canción en esta descripción, pues apenas apagado el eco de la última nota de piano de "Far From Heaven" emerge la canción que muchos han denominado como el segundo "Learning To Live": "Breaking

All Illusions". Pues bien, dicha denominación es totalmente justa, pues varias modalidades de ilación entre motivos y bastantes ornamentos de bajo y teclado replican buena parte del espíritu de aquella canción que cerraba "Images & Words" con absoluto esplendor. Eso sí, esta labor de recapitulación se hace eco

de varios de los estándares de estilización prog-metalera que el grupo había conquistado imponentemente en los momentos mejor logrados de "Scenes" y "Octavarium": este eco se traduce en mayores dosis de muscularidad en varios de

los pasajes más potentes y un swing más pronunciado en la labor general de Mangini, y justamente en este aspecto, se puede decir que esta canción es donde

Mangini se suelta más y no suena tan "flagrantemente Portnoyense". Por su parte, Petrucci se luce en un solo Lifeson-Gilmouriano y Rudess hace gala de sus modismos Wakemanianos en más de una ocasión, y en general, el quinteto explota este tema divinamente hasta su magnífico cierre sinfónico, convirtiéndolo así en otro cénit junto con "Lost Not Forgotten" y "Outcry". Los

últimos 5 1/2 minutos del álbum están ocupados por "Beneath The Surface", tercer y último momento de relax emocional del disco: puesto que el final de "Breaking All Illusions" es tajante pero no realmente climático, resulta oportuno que esta balada con base de guitarra acústica cierre el álbum, aportando un lirismo tranquilo e intimista en una suerte de mezcla de Styx (a lo Tommy Shaw) con The Moody Blues (etapa del "Long Distance Voyager"). De hecho, el solo de sintetizador que aporta en el intermedio Rudess tiene un aire

a lo Moraz bastante efectivo como contraparte de la explícita dulzura cándida que atraviesa a la intención compositiva de Petrucci.

Finalmente, nuestro balance general sobre este álbum es positivo en tanto que resulta tremendamente funcional a la instalación de los presentes vientos de renovación dentro de mundo de Dream Theater, así como a la proyección hacia prospectos de reactivada creatividad en próximos trabajos fonográficos. Para decirlo sin rodeos retóricos, "A Dramatic Turn Of Events" cumple solventemente con la doble misión de Dream Theater que hemos mencionado en el primer párrafo de esta reseña: a) recuperar buena parte de la magia progresiva de la mejor cosecha durante la etapa Moore y los primeros discos de la etapa Rudess; b) poner en perspectiva la orientación sonora desarrollada en "Train Of Thought" y

los dos discos anteriores. Así pues, Dream Theater rinde su declaración jurada de que ha exorcizado sus más recientes fantasmas y debe estar preparado para nuevos retos creativos si procede el asentamiento del nuevo baterista Mike Mangini, un veterano con derecho propio.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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