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 THIEVES’ KITCHEN: “Shibboleth” (2003)

Temas

  1. The Picture Slave
  2. De Profundis
  3. Cardinal Red
  4. Spiral Bound
  5. Chovihani Rise
  6. Surface Tension (13:18)

Integrantes

  • Wolfgang Kindl: teclados, coros
  • Phil Mercy: guitarras, coros
  • Mark Robotham: batería
  • Andy Bonham: bajos
  • Amy Darby: voz, coros

Thieves’ Kitchen es un grupo británico fundado por el baterista Mark Robotham (tras la ruptura de Grey lady Down), el guitarrista Phil Mercy y un bajista que ya no está en la banda. Habiendo comenzado pro la línea neo, tras el ingreso de Amy Darby en el rol vocalista (reemplazando a un varón) y la apertura a más ideas de parte del teclista Wolfgang Kindl, la línea de trabajo de la banda incorporó más matices jazzeros a su sonido, y tanto fue el ahínco en esta labor, que acabó por convertirse en el recurso predominante. De aquí nace “Shibboleth”. De hecho, la cercanía tan patente que hay ahora con Nacional Health, Allan Holdworth, Happy the Man y Echolyn supone una declaración oficial de renovación establecida en términos sólidos y convincentes. Desde la pieza de entrada, ‘The Picture Slave’, la cosa está clara. El solo de piano, no muy largo en verdad, es estupendo en su frescura, y los fraseos de la guitarra solista ejecutan una sana influencia de Holdsworth de manera semejante a la que se plasma en el estilo de grupos japoneses como Interpose y Wappa Gappa. Tras estos primeros cinco minutos de sofisticada alegría, viene el primero de los temas largos del disco – ‘De Profundis’. Esta tema permite al grupo crear un puente más preciso entre la nueva veta jazz-prog y el sinfonismo retro: hay pasajes muy a lo Echolyn, y otros de tipo The Flower Kings (primera etapa), donde la guitarra suena un poco más a lo Howe y las cortinas de mellotron elaboran agradables climas moderadamente fastuosos. Son 12 ½ minutos aprovechados con una exhibición de musicalidad sutil desarrollada con fluidez en los motivos. ‘Cardinal Red’ viene a continuación, siguiendo el ejemplo de fulgor sereno de orientación jazzera que tan buenos resultados había dado en el tema de entrada, los mismos que se repiten aquí. Robotham se las apaña para hacer que su estilo preciso y relativamente económico se acomode muy bien a los flujos explayados por la guitarra solista, el teclado y el bajo.

‘Spiral Bound’ nos brinda los únicos momentos de calma lánguida del disco – se trata de una etérea balada acústica donde el canto, la guitarra y el piano fundan la espartana base melódica, mientras que el e-bow dibuja unos retazos misteriosos y ensoñadores. ‘Chovihani Rise’, con sus casi 24 minutos de duración, es el tema más extenso del disco. El grupo aprovecha este espacio para meter una cantidad considerable de variantes en el desarrollo de la pieza, especialmente en lo que se refiere a los extensos interludios instrumentales; con todo, cabe señalar que la complejidad en la composición y arreglos se mantiene en un nivel razonable, sin llegar a hipérboles ni recargamientos. Una cosa muy positiva es que la ilación es lo suficientemente fluida como para mantener un dinamismo constante a través de la secuencia de los diversos motivos: el resultado es el más deseable en estas situaciones, y es el mantener un atractivo musical de manera regular y sostenida. ‘Surface Tension’ ocupa los últimos 13 minutos del disco, redondeando la faena e incorporando de pasada un sonido más duro en los riffs de guitarra – como si los instrumentistas se encontraran particularmente encantados con este truco, la sección instrumental inicial se toma su tiempo para sus expansiones antes de que surjan las primeras letras. Es oportuno que sea justamente el tema más muscular el encargado de cerrar este repertorio, pues se condice con las vibraciones generales del estilo realizado actualmente por Thieves’ Kitchen.

Ya ha pasado un tiempo desde que Thieves’ Kitchen lanzara este disco al mercado para redefinir su pauta estilística – ahora con un nuevo teclista y una Amy Darby comprometida con la creación del nuevo material en proceso y dispuesta a añadir sus talentos con los vientos y teclados al arsenal del grupo, habrá que esperar cómo sigue evolucionando este más que interesante ensamble para el que será su cuarto trabajo de estudio. “Shibboleth” es una clara señal de esperanza en cuanto a creatividad progresiva.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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