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 STEVE HACKETT: “Spectral Mornings” (1979)

Temas

  1. Every Day
  2. The Gypsy and the Virgin
  3. The Red Flower of Tachai Blooms Everywhere
  4. Clocks – The Angel of Mons
  5. The Ballad of the Decomposing Man
  6. Lost Time in Cordoba
  7. Tigermoth
  8. Spectral Mornings

Steve Hackett: guitarras electricas, clasicas y acusticas de 12 cuerdas, guitarra sintetizada, mellotron, koto, autoharp, armonica, optigan, percusion, voz, coros Colaboradores – Nick Magnus (teclados, sintetizadores, coros, vocoder), John Hackett (flautas, pedales bajos, mellotron), John Shearer (bateria, percusion), Dick Cadbury (bajo), Peter Hicks (voz)

Con este, su tercer disco, el maestro Steve Hackett se resolvio por confluir el diverso y entusiasta colorido de “Please Don’t Touch” y la magia sublime de “Voyage of the Acolyte”, y ello se transluce en la alternancia de piezas que destilan inventiva y cierta dosis de extravagancia, con otras mas serenas y ceremoniosas en su rebosante elegancia.

El disco se inicia con uno de los temas de mayor gancho y energia rockera que Hackett haya concebido jamas: en su observacion no exenta de ironia sobre el proceso destructivo de la drogadiccion, ‘Every Day’ juega con riffs atractivos y amables juegos vocales antes de desplegar un atrapante solo de guitarra en los ultimos tres minutos: a pesar de su extension, este oyente se queda con la miel en los labios mientras las ultimas notas de guitarra se diluyen en el fade-out. El siguiente tema tambien es cantado, aunque esta vez tiene un tono mas tirado hacia lo renacentista, con esa amalgama exquisita de guitarras de doce cuerdas y clavicordio, esas flautas de John Hackett (otro maestro de la familia) que flotan magicamente a discrecion, y esas absorbentes cortinas de mellotron y sintetizador... es como un viaje a los tiempos del “Acolyte” en una maquina del tiempo. Siempre abierto a la asimilacion de ideas foraneas y exoticas, Hackett se desdobla en el koto y el autoharp para viajar musicalmente a los valles del Extremo Oriente en ‘The Red Flower of Tachai...’. Tras este breve receso emocional de poco mas de un par de minutos, Hackett afila sus aristas psicodelicas para presentarnos ‘Clocks’, que oscila entre lo tenebroso y lo explosivo, concluyendo con una secuencia doble sobregrabada de bateria a manos de un John Shearer que parece estar en trance: una de las cosas mas poderosas que ha creado Hackett como compositor.

Con ‘The Ballad of the Decomposing Man’ se mezcla dos fuentes musicales tan disimiles entre si como son el charleston (con armonica bluesera) y la rumba, creando uno de sus ocasionales temas frivolos: la letra gira en clave de satira mordaz en torno a las condiciones de poca seguridad con que laboran los obreros metalurgicos. Tal vez para algunos acerrimos del progresivo exhibir el sentido del humor de una manera tan descarada y con tanto desparpajo sea chocante, pero en mi opinion este numero cumple eficazmente con romper un poco con la tension creada por el tema anterior, y para presentar una alternativa a la solemnidad y sofisticacion de los numeros que vienen despues.

En ‘Lost Time in Cordoba’, Hackett trabaja un flamenco estilizado con su guitarra clasica, acompañada ocasionalmente por unas maderas que añaden oportunas texturas para acentuar sutilmente el aire exotico del tema. Viaje en el tiempo a “Please Don’t Touch”: apenas desaparece el eco del ultimo acorde de guitarra clasica, aparece un inquietante arpegio de guitarra electrica para dar inicio a ‘Tigermoth’, cuya primera seccion es un ejercicio de delirio progresivo donde se alternan momentos rockeros muy asperos con un interludio apabullante de mellotrones y sintetizadores; la segunda seccion es cantada y acustica, permitiendo a Hackett y sus secuaces explorar comodamente en lo bucolico, creando incluso el ambiente de un relato de cuentos.

El tema de cierre es el mismo que da titulo al disco, y es a fin de cuentas una de mis piezas favoritas del repertorio de Hackett. ‘Spectral Mornings’ gira en torno a unas lineas melodicas sencillas, arregladas con oportunas cortinas y texturas de teclado, tanto en el preludio como en el interludio. La majestuosa y distante prestancia que evoca la guitarra electrica resulta literalmente espectral, apelando a imagenes nebulosas de melancolia inescrutable, imagenes que pueden incluso resultar atormentadas en ocasiones, no tanto como si fuera un llanto, sino mas bien un amontonamiento de lagrimas que nunca salen a la superficie. Con este prodigio de emotividad y exquisitez, “Spectral Mornings” no puede pedir un mejor final. Solo me queda añadir que este es mi disco favorito de la etapa setentera del maestro Hackett.

Cesar Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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