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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 RUNAWAY TOTEM: "Esameron" (2007)

Temas

  1. De Cause Prime (21:12)
  2. Ombra Alata (8:14)
  3. Lux (L'Albero del Sole) (16:28)
  4. 0 Infinito 1 (23:46)

Integrantes

  • Cahal De Betel: guitarras, guitarra sintetizada, bajo, piano, teclados, sampler, secuenciador, voz, coros
  • Tipheret: batería, tímpanos, percusión, piano, teclados

Estoy comenzando a conocer a esta banda italiana cultora de una de las muestras

más usualmente elogiadas de progresivo vanguardista contemporáneo a través de su quinto trabajo de estudio "Esameron": Runaway Totem opera aquí estrictamente

como un dúo conformado por Roberto Gottardi y Germano Morghen (quienes usan los

seudónimos Cahal De Betel y Tipheret, respectivamente). La propuesta de esta banda se basa fundamentalmente en una revisión de los parámetros del chamber-rock y el Zeuhl, apoyándose por igual en el dinamismo machacante de esta última vertiente y la plenitud tensa de la primera, logrando así generar un material desafiante y críptico, inmerso en una meticulosa arquitectura sonora a todas luces cerebral, y con todo, portadora de un fuego expresivo patentemente inocultable. Teniendo en cuenta que entre estos dos músicos realizan múltiples sobregrabaciones instrumentales más allá de sus funciones habituales de guitarra y batería - teclados, piano, guitarra sintetizada, bajo,

percusiones - no es de extrañar que la amalgama resultante porte un colorido abundante y efectivo: en verdad que los vuelos experimentalmente retorcidos que

el dúo elabora continuamente ostentan un aire de estilización caleidoscópica. Este disco recoge cuatro composiciones, siendo el primero y el último superiores a la barrera de los 20 minutos. 'De Cause Prime' comienza con unas cósmicas capas de sintetizador que auguran la prestancia orquestal sobre la que

se arma el primer motivo central: garra y dinámica pulsátil se esparcen de forma unitaria en un híbrido del Magma de "Mekanik Destruktiw Kommandoh" y el Univers Zero de "Heresie". Las intervenciones "corales" son realizadas en un teclado - de hecho, la amalgama obviamente digital de los teclados que entran a

tallar (incluyendo a la guitarra sintetizada) provee al esquema compositivo de este y todos los temas del disco de una aureola modernizada especial. Hay unos solos de guitarar estupendos en algunos pasajes, los mismos que ayudan a realzar el potente dramatismo que sale a colación. Por el décimo minuto y medio

emerge una sección de tipo bolero sinfónico que funciona muy bien a la hora de insuflar alguna calidez al despliegue sonoro que tiene lugar, pero acto seguido

le sucede un pasaje caótico y tormentoso que nos recuerda, sin paliativos, que Runaway Totem enfoca el género progresivo desde un criterio de sordidez y tensión en elevadas potencias. Luego sigue una sección un poco más calma que se

desarrolla como un cielo tranquilo desde el cual se va armando una nube gris que crece hasta instaurar una bien armada sección colorida donde el chamber-rock asume ciertas cadencias jazzeras: de este modo, se da pie para un crescendo que culmina poco antes de llegar al minuto 17'30". La siguiente sección, en clave blues a través de un retorcimiento típicamente avant-prog, expresa una ambientación contemplativa dentro de un esquema sonoro un tanto fastuoso - la culminación climática de esta extensa pieza va bien encaminada.

'Ombra Alata', con sus 8 minutos y pico de duración, es el tema más breve del disco. Comienza con golpes de tímpano y ceremoniosos sonidos de teclado que tiene algo de delirio pagano. El cuerpo central se arma en un puro esplendor magmiano, llegando a ser tan despiadadamente siniestro que más nos puede hacer recordar a Shub-Niggurath. Algunos pasajes dirigidos por estilizadas florituras

de piano nos remiten a elementos de corte jazz-fusión, pero solamente se tratan

de adornos momentáneos en medio del frenesí híper-neurótico que tiene lugar sin

contemplaciones. 'Lux (L'Albero del Sole)' comienza con un tenor más calmado pero para nada menos siniestro - más aún, tiene un talante terrorífico más pronucado que cualquiera de las dos piezas precedentes, y para confirmar esto bastaría escuchar el canto introductorio, casi como una escena que el alucinado

director cinematográfico Ken Russell hubiera disfrutado de colocar en alguna de

sus películas más emblemárticamente góticas. Ya cuando el rollo instrumental se va explayando, el dinamismo rítmico establecido por el trío de batería-bajo-piano y los torturados exorcismos vertidos por la guitarra de De Betel ofrecen un colorido bizarro que completa muy bien las corales digitales que amenazan con adueñarse de la situación. Poco antes del arribo a la barrera de los 10 minutos, el grupo se sumerge en una aventura cósmica (a lo space-rock) que va desde sonidos elatorios a ilaciones minimalistas, todo ello para preparar la coda donde el grupo retoma el cuerpo central con impecable pulso. Faltan casi 24 minutos para que concluya el disco, y la misión de finiquitaarlo queda a cargo del tema '0 Infinito 1'. Este temazo se inicia con una cobertura orquestada sublime, inundada de misterio pero, ante todo, excelsa

desde el punto de vista místico de la palabra - el tenor abundantemente ceremonioso de esta extensa introducción nos prepara para lo que luego será el arribo de atmósferas góticas muy a tono con la tradición pagana de los cantos goliardos (a partir del tercer minuto y medio), y desde ahí, una armazón instrumental pletórica de tensión y niebla inquietante que se empieza a instalar desde antes del quinto minuto. Aquí nos topamos con las intervenciones

más catárticas de la guitarra, casi convertida en persona bajo el santo y seña de un bizarro mago que escudriña y convoca las pulsiones más oscuras del espíritu humano. A poco de pasados los diez minutos y medio, una sección marcada por acordes espartanos de piano nos lleva hacia una dimensión más serena, contemplativa, marcada por un sentido muy etéreo de la belleza, incluso

resulta candoroso dentro de los cánones usualmente bizarros de Runaway Totem. Las imitaciones digitales de maderas, cellos y violas funcionan muy bien en este pasaje dado que transmiten la calma grisácea diseñada para la presente ocasión: pocos momentos hay tan bellos en el peculiar mundo del avant-prog como

este crescendo tan finamente articulado, y no sé por qué me parece un tanto relacionado al sonido de Tangerine Dream durante su época 74-77, aparte del perenne esquema Zeuhl, por supuesto. Poco después de pasados los 16 minutos, algunas variantes atonales entran a tallar, y casi sin darnos cuenta, algo terrorífico - aunque no excesivamente estridente - empieza a emerger para llenar de temible oscuridad a nuestro entorno. Así pues, una cadencia marcial se va imponiendo como un ejército de mensajeros subterrenales que hace una labor de hormiga para apropiarse del mundo a su propio ritmo - la superposición

entre el piano rítmico y otro piano free-form es crucial para sostener el clima

general. El final de la canción llega con una sección cantada y el cáustico tañido de una campana: la idea de cierre queda perfectamente plasmada.

Todo es magnificencia en este disco, así como laberinto, aventura y tensión: "Esameron" es un disco que recomiendo para iniciarse en Runaway Totem, pues nos

ofrece una muestra clara de sus principios artísticos y lo hace con un tenor bastante estilizado. Definitivamente, este grupo es una joya contemporánea a ser descubierta y debidamente apreciada por los amantes de las tradiciones RIO y el Zeuhl. Discos como éste dan pleno sentido a las metas estéticas que se trazan los coleccionistas de discos.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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