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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 PULSAR: “Bienvenue au Conseil d’Administration” (1981)

Temas

  1. Il fait froid, ici... (4:13)
  2. a) La femme au bout du couloir (2:08) / b) La tempête, encore (2:20) / c) Accident-vision (2:05) / d) Cri (3:10)
  3. Epreuve No. 2 (2:00)
  4. Mirage de neige (1:30)
  5. Sous le ciel où courait la tempête (3:19)
  6. Précautions oratoires (2:30)
  7. La luge et la limousine (2:20)
  8. a) Energie-saga (1:35) / b) Chanson populaire de la neige (2:30) / c) Dernier avertissement (0:30)
  9. Futurs intérieurs (6:15)

Integrantes

  • Victor Bosch: batería, percusión
  • Gilbert Gandil: guitarras, bajo, canto
  • Roland Richard: flauta, saxo, clarinete, piano
  • Jacques Roman: teclados, sintetizadores

Colaborador – Claude Lesko (narraciones)

“Bienvenue au Conseil d’Administration” es la cuarta oferta discográfica de Pulsar, cuatro años después de la apoteósica obra ”Halloween”, uno de los ítems

más fabulosos de la historia del rock vanguardista francés. “Bienvenue au Conseil d’Administration” también es el título de una producción teatral multimedia realizada por La Compagnie Du Theatre De La Satire. El aporte del narrador Claude Lesko es fundamental para la obra, y realmente puede ser un punto de referencia para la reacción del oyente: es un importante punto en contra o es algo con lo que el oyente puede lidiar. El hecho es que las exploraciones instrumentales a cargo del quinteto estén sujetas a un programa teatral, y no a un concepto básicamente musical como en “Halloween”, obliga al grupo a ponerse a trabajara solamente atmósferas y juegos básicos de acordes. Esto significa que no hay espacio para el desarrollo de variantes en ritmos, clímax y ambientes al típico estilo progresivo, ni tampoco para esquemas melódicos elaborados con esa magia especial que suelen proveer Gandil, Roman y Richard. En todo caso, Pulsar tiene bien en claro que quiere seguir siendo una banda comprometida con el art-rock, y es con esa mentalidad que abordan una modernización de su sonido dentro del esquema teatral propuesto. Con la incidencia en el space-rock y el uso de las facetas más fibrosas del estándar rockero ochentero, Pulsar evita sabiamente la tentación de hacer un “Abacab” (desastre de Genesis), un “Single Factor” (gestación un tanto desabrida de un desencajado Camel) o un “Turn of the Tide” (culminación del deterioro popero de

Barclay James Harvest). Todavía hay en Pulsar un manejo inspirado de las ideas musicales y una fibra fácil de notar en las ejecuciones. Claro está, dadas las circunstancias en que este disco fue elaborado y arreglado, dicha fibra solo halla espacios muy marcados para su despliegue; además, el baterista Victor Bosch deja atrás mucha de su polenta sutilmente compleja, incorporando una vibración más frontal (e.d., más afín al new wave) en su base rítmica. Una peculiar conclusión que ahora anticipo sobre este disco es que Pulsar logra hacer una mezcla muy curiosa entre una modernización casi popera de su esencial

sinfonismo espacial y una anticipación involuntaria de las sonoridades que pocos años después serán explotadas por bandas ulteriores propulsoras del revival noventero.

‘Il fait froid, ici...’ comienza con un color exótico medio arábigo, desarrollado finalmente en una mezcla de tecno y space-rock (una ultravoxización del Hawkwind post-“Warrior on the Edge of Time”) con retazos pinkfloydianos arrojados como polvos de canela para adornar un postre. Comienza

bien este disco, como si retornásemos a la etapa de “Pollen” pero con una caligrafía ochentera. El segundo tema consta de cuatro secciones: la primera es

hipnótica e intimista, calma como en los momentos más relajados de Vangelis; la

segunda se desvía hacia un sendero neurótico con una fuerza controlada (o abortada, si es que nos sentimos frustrados por la breve duración de este pasaje); la tercera sección recoge la neurosis y la lleva hacia un corto esquema sonoro que oscila entre lo heavy y lo post-punk, antes de desembocar en

un pasaje lírico guiado por el piano; la cuarta y última sección es la más emparentada con las sonoridades cósmicas sombrías propias del sonido típico de Pulsar, aunque con la novedad de que Roland Richard se despacha en el saxo y no

en su habitual flauta. ‘Epreuve No. 2’ tiene un típico sonido de los 80s, al modo de un new wave (Ultravox con The Police) amable con ciertos ropajes spacey, algo que ‘Sous le ciel où courait la tempête’ tiende a reiterar parcialmente, aunque con un acento más claro en lo cósmico y algunas cadencias jazz-rock; en medio de ambas piezas, ‘Mirage de neige’ se basa en relajados arpegios de piano acompañados por etéreas cortinas de sintetizador. ‘Précautions oratoires’ establece un híbrido entre los temas 1 y 5, aunque ciertamente con una soltura experimental más desarrollada dentro de un espíritu

cósmico: en otro disco, juntando estos tres temas se hubiese logrado una composición de alto vuelo muy semejante a la tensión grisácea y zúrrela de “The

Strands of the Future” (la otra gran obra maestra de Pulsar). ‘La luge et la limousine’ sí es space-rock puro con un ropaje moderno – una anticipación del tipo de jams que habremos de esperara de Ozric Tentacles poco después. El tema ocho recoge en sus tres secciones el aspecto más lírico del sonido trabajado en

este álbum, anticipando lo que Edhels y Eclat harán en sus pininos de fines de los 80s ad portas del revival progresivo. ‘Futurs intérieurs’ ocupa los últimos

6 ¼ minutos del disco con un viaje cósmico lleno de gancho, como una cruza entre el Alan Parsons del “Pyramid” y la magia colorida de Camel, con algo de la ingenua vibración melódica del primer Edhels.

La edición de Musea trae un bonus espectacular: la mayor parte del trabajo solista del teclista Jacques Roman, titulado “Melodie Boreale” y editado originalmente en 1986 solamente en cassette. Son cuatro piezas en total, siendo

la última la que lleva el mismo título y que dura casi 17 minutos. Roman practica una mezcla de new age y electrónica, al modo de un Vangelis (etapa “Opera Sauvage”) mezclado con el Klaus Schulze y el Tangerine Dream de fines de

los 70s. Las piezas transitan calmadamente entre pasajes melódicos suaves y cortinas abundantes a la par que etéreas: ‘Croisiere’ tiene una cadencia céltica, provista en buena parte por el invitado Pierre Imbert al hurdy-gurdy, mientras que ‘Perte de vue’ hace un uso minimalista de ambientes chinescos (un poco a lo Jade Warrior). En fin, ‘Melodie Boreale’ es un viaje musical flotante

que pasa por envolventes y muy serenas capas de teclado hasta otros parajes más

misteriosos arropados por sonidos de la naturaleza. Uno puede muy bien escuchar

y comprender estas composiciones de Roman como anticipaciones tempranas de buena parte del bloque sonoro que Pulsar habrá de elaborar en su disco de 2007 “Memory Ashes”, pero esto va más allá de los intereses de esta reseña. “Bienvenue au Conseil d’Administration” es, a fin de cuentas, una manifestación

del interesante camino de modernización seguido por Pulsar al iniciarse la década de los 80s, y con el bonus tenemos un recordatorio profundo del lado más

etéreo de la banda en clave de obra solista de Jacques Roman. Se trata de un ítem muy pertinente en cualquier buena discoteca progresiva.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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