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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 ODRAREG: “God’s Garden” (2005)

Temas

  1. The Party of the Planets
  2. Innocent
  3. YV 005 Fly
  4. Stars Stress
  5. 43 Doors
  6. The Nomads
  7. Angels' Alarm
  8. God's Garden
  9. Wake Up

Gerardo Ubieda: batería, percusión, programación de teclados en 2, 3, 5, 8 y 9

Colaboradores – Santos Palazzi (guitarras en 1, 4, 6, 7), Pedro Castillo (guitarras en 2, 3, 5 y 8, voz en 9), Salomón Lerner (teclados en 1, 3, 4, 6 y 7), Giuglio Cesare Della Noce (teclados y arreglos en 2 y 8), Ricardo Tirado (bajo en 1, 4, 6 y 7), Miguel Ángel Echevarreneta (bajo en 2, 3, 5 y 8), Héctor Bastardo (saxofón en 5). Luis Blanco (trompeta en 5), Lisbeth y Karin Aguilar (voz en 6), Benedicta Asís (voz en 8)

Odrareg es el proyecto solista de Gerardo Ubieda, baterista de Témpano, leyenda viviente y revitalizada del progresivo venezolano. Con este disco, Ubieda demuestra por su cuenta que su creatividad musical sigue viva y coleando bajo estándares artísticos exigentes. Ubieda logró con este disco concretar una colección de ideas musicales que había estado componiendo a lo largo de la década de los 90, antes de la actual etapa de reformación de Témpano: las sesiones de grabación se realizaron en diversos momentos de los años 2002, 2003 y 2004. Coincido con lo que indica el co-productor Alexis Lope-Bello en los créditos del disco – esta música deja al oyente sin palabras por la patente con el patente derroche de inventiva musical puesto en su creación, arreglos y ejecuciones. Gerardo Ubieda no sólo se encarga de su habitual rol de baterista-percusionista, sino que también se manda con la programación de teclados en un programa computarizado: muchas de estas programaciones operan como texturas de fondo y ornamentos cósmicos para varias piezas del disco. Un efectivo cóctel de sinfonismo, jazz-rock y experimentación electrónica: ésta es la fórmula general del repertorio de “God’s Garden”.

‘The Party of the Planets’ comienza con ruidos cósmicos de teclado, sobre los cuales pronto se asienta el motif central, construido sobre una base rítmica de corte principalmente jazz-funky: las partes de guitarra ayudan a promover una energía extra al asunto, y la introducción de cambios de ambiente proporcionan una buena dosis de sofisticación. Un comienzo con gancho. El epílogo etéreo electrónico que entra en fade-out es un efectivo preludio al inicio del siguiente tema, ‘Innocent’, con sus efectos de campanas espaciales y raras secuencias de arpegios de guitarra. Los juegos de mágicas disonancias me recuerdan a Gentle Giant en cierto modo, aunque también se puede interpretar como una versión “amable” del RIO. ‘YV 005 Fly’ tiene un aura más serena y accesible a ratos, aunque los ornamentos inesperados no se hacen de rogar: efectos computarizados de teclado, riffs duros de guitarra, un breve pasaje tétrico de sintetizador, constantes cambios de acorde. ‘Stars Stress’ vuelve de frente a la onda GG con un bien armado juego de loops de guitarra y teclado: el resultado es impactante, aterrizando en un clímax intenso. ’43 Doors’ y ‘Nomads’, cada uno de ellos durando más de 9 minutos, establecen sendos caleidoscopios sonoros vibrantes. La presencia de solos de saxo y trompeta en el primero le da un colorido extra. El segundo tiene un aura más solemne, jugando con ideas melódicas de raigambre arábiga, en principio dentro de la línea cósmica del disco, y luego sumergiéndose frontalmente en el recurso étnico. La retoma del motivo de apertura durante el último minuto y cuarto deja una posta de pulcra energía tomada por ‘Angels Alarm’, aunque poco a poco se va trabajando en ambientaciones cada vez más serenas: en el clímax conclusivo se nos devuelve la polenta inicial, de manera tan dinámica como fluida. Con sus 9 ¾ minutos de duración, el tema homónimo es el más extenso del disco. Durante ese lapso tenemos tal vez la exposición más bizarra de diversidad sonora de este repertorio, llevando el juego de disonancias y giros de tuerca hasta extremos sumamente ingeniosos, lo cual se traduce en una amalgama extrañamente cautivadora. En muchas maneras, ‘God’s Garden’ encapsula un compendio completo de los principales elementos de la magia sonora del disco como un todo. En fin, la balada acústica ‘Wake Up’ cierra el disco con una nota de candor y melancolía: algo distinto para el cierre.

“God’s Garden” tiene un catálogo bastante compacto y bien hilado: Odrareg se lució de lleno con la gestación y elaboración de esta estupenda obra progresiva. Es un ítem más que recomendable para los amantes del rock sinfónico experimental, y cómo no, una gema exquisita dentro de la vanguardia rockera latinoamericana.

César Mendoza

[Dedico esta reseña a Ernesto Caldera y Gerardo Ubieda]

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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