La Caja de Música Revisiones
de
discos
LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
Volver al índice
Suscripción
Qué es LCDM?
Discos
Bandas y discografías
Conciertos
Festivales
Entrevistas
Letras
Propuestas especiales

Pasaron por aquí ya
contador
"cajeros"



 METROGNOM: “Twangyluck” (2006)

Temas

  1. Max Planet (incl. The Sudden Turbulent Landing Procedure) (13:58)
  2. Ten Peppermint Butterflies in a Ray of Moonlight (14:00)
  3. Opening Ceremony to the Trolls Seventeenth Olympic Games (14:51)
  4. Tellus Will Tell Us Its Will (21:31)

Integrantes

  • Ole Ivar Jøregensen: guitarras, mellotron, Theremin, Mini Moog, efectos de sonido
  • Stig-Rune Holien: batería, percusión
  • Kriss Sternland: órgano Hammond, piano, Mini Moog, sintetizadores
  • Arne Wikstrøm: saxofones, sintetizador Akai
  • Steffan Hunstad: bajo

El grupo noruego Metrognom lanzó al mercado progresivo una joya musical muy llena de esa aspereza y densidad que resultan tan recurrentes dentro del estilo progresivo nórdico – ojalá hubiese conocido este “Twangyluck” más puntualmente, en el año pasado 2006, pero bueno, ahora que lo conozco puedo compartir algunas impresiones sobre el mismo en este foro. La labor instrumental de este quinteto se caracteriza por su garra y por la consistencia con la que pueden sostener sus jams, los mismos que constantemente oscilan entre pasajes que tienden hacia lo aguerrido y otros donde se da notable prioridad a atmósferas flotantes. El repertorio revela una actitud muy ambiciosa a la hora de enarbolar ideas musicales y disponerlas en sus correspondientes arreglos: tres temas que oscilan entre los casi 14 minutos y casi 15 minutos de duración más uno que dura más de 20. Las influencias más llamativas que puedo señalar aquí en lo que se refiere a la inspiración para la germinación del sonido Metrognom se decantan consistentemente en la faceta más áspera del art-rock y el space-rock: el progresivo escandinavo contemporáneo a lo Anekdoten-Landberk-Sinkadus, el space-rock de Hawkwind, Van der Graaf Generator, el punche entusiasta del proto-prog, la faceta más jazzera del King Crimson histórico, e incluso los climas etéreos del post-rock en su dimensión más cañera. El grupo se las apaña para mantener el interés en sus viajes instrumentales sin que los instrumentos melódicos (guitarra, saxos, teclados) se manden con pirotecnias ni sobregrabaciones exaltadas: estos ítems se concentran más en ambientes y estructuras armónicas, aunque cabe señalar que casi todos los fraseos solistas de saxo tienen una connotación jazzera muy oportuna para calibrar las armazones sonoras de la guitarra y el teclado de turno. Más bien, gracias a esto sucede que la sección rítmica se hace notar de una manera especial, y esto es algo bueno, pues su labor está muy inspirada en lo que se refiere a asentar las bases para las diversas secciones que se suceden en el repertorio. Al igual que muchos grupos escandinavos, la presencia de instrumentos prototípicamente añejos como el Mini-Moog, Theremin, mellotron, el sintetizador Akai (una reliquia en el sentido más literal de la palabra), así como del Hammond, juega un rol tremendamente gravitante en la elaboración de los vuelos instrumentales.

El tema de apertura ‘Max Planet (incl. The Sudden Turbulent Landing Procedure)’ comienza con un anuncio cuasi-robótico muy a lo Hawkwind en su etapa más lisérgica, para luego dar lugar a un motivo en 6/8 que es todo un homenaje clónico al legendario himno progresivo ‘Watcher of the Skies’ de Genesis, pero como si fuera ejecutado por un combo de músicos donde alternan miembros de Anekdoten y Landberk, con ciertas pautas vandergraafianas completando algunas sutilezas del espectro sonoro. Su gancho y potencia lo convierten en una apertura adecuada para el disco, pero desde ya vale indicar que se trata del tema menos impresionante en lo relativo al manejo de variantes y recursos diversos en el desarrollo. Los tres temas restantes tienen mucho más de estos elementos. ‘Ten Peppermint Butterflies in a Ray of Moonlight’ comienza con una secuencia de leves sonidos causales al modo de estar probando la afinación de la guitarra y del saxofón, cuando el batallón completo entra a tallar con el motivo central, sólidamente llevado por la guitarra mientras que las capas y adornos de los sintetizadores sopesan aires cósmicos y texturas de carácter sinfónico, con matices tenebrosos muy propios de la línea germana de Eloy y Novalis. Cuando llegamos a la sección lenta, llegamos a un extenso momento ceremonioso marcado por una mesurada pastosidad: los rasgueos de guitarra acústica y las cortinas de mellotron dirigen el asunto mientras los solos de saxo y adornos de sintetizador explotan las alusiones de manera efectiva. Con el regreso de la sección principal tenemos una sólida recuperación de la dimensión más filuda de Metrognom, bien encuadrada entre los alucinados fraseos del sintetizador y la esforzada labor percusiva del baterista, añadiendo algunos toques de tenor jazz-rock mientras nos acercamos al final. El final llega en forma de coda de guitarra acústica a la cual se suman climas distantes creados por los teclados.

El tercer tema es ‘Opening Ceremony to the Trolls Seventeenth Olympic Games’, donde el grupo vuelve a explorar sendas sonoras semejantes a las del primer tema, aunque con una vibración más dinámica y un mayor tesón en el armado de la diversidad de ambientes y los giros de compás. También hay espacio para momentos acústicos tenues, y de hecho, se logra en éstos una ambientación más introspectiva que en la pieza anterior, pues estos pasajes se concentran en lo evocativo y nunca se mandan hacia sonoridades fastuosas. La entrada abrupta de un pasaje inquietante está bien lograda, como una brevísima tormenta musical que opera como puente entre el pasaje acústico y el retorno de la faceta eléctrica del grupo. Los últimos 21 ½ minutos del disco están ocupados por ‘Tellus Will Tell Us Its Will’, el cual tiene una introducción de chapoteos de agua y una brisa misteriosa. El motivo de arranque es un pasaje lento y lánguido, algo así como una cruza entre el ‘Echoes’ de Pink Floyd y el estándar del post-rock. Luego llegan los pasajes más frenéticos, en donde los músicos exploran su progresivo psicodélico ya familiar para el oyente. La alternancia entre secciones lentas y extrovertidas es manejada con excelente oficio por la banda. Uno de los detalles más significativos de este tema es la inclusión de vibraciones jazzeras en buena parte de su segunda mitad, las cuales nos pueden recordar un poco a Colosseum o Lady lake (más que al Canterbury o al jazz vangardista norteamericano).

Bueno, “Twangyluck” es una excitante muestra de retro-prog escandinavo que porta una vibración muscular peculiar de Metrognom: algo que, sin ser novedoso, es refrescante y fácil de apreciar por parte del público progresivo, al menos eso creo. En Radio Mirage ganó varias menciones en una encuesta sobre los mejores discos prog del año 2006, tal como se indica en el enlace http://www.elchamberlin.info/mirage/index.asp?pagina 1&ID"0, algo de lo cual se muestra muy orgulloso el grupo.

César Mendoza

[Reseña dedicada a mi amigo progresivo Joal Paiva, como muestra de agradecimiento por su generosidad al introducirme al mundo musical de Metrognom]

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

ÿ