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 David Gilmour : "On An Island" (Sony 2006)

Canciones:

  1. Castellorizon
  2. On An Island
  3. The Blue
  4. Take a Breath
  5. Red Sky at Night
  6. This Heaven
  7. Then I Close My Eyes
  8. Smile
  9. A Pocketful of Stones
  10. Where We Start

Músicos:

  • David Gilmour – Vocales, guitarras, piano eléctrico, percusión
  • David Crosby – Vocales
  • Graham Nash – Vocales
  • Richard Wright – Organo Hammond
  • Rado Klose – Guitar
  • Guy Pratt – Bajo
  • Andy Newmark – Batería, percusión
  • Jools Holland – Piano
  • Chris Stainton – Organo Hammond
  • Polly Samson – Piano, vocales
  • Ged Lynch – Batería
  • Phil Manzanera – Teclado, piano
  • Leszek Mozdzer – Piano
  • Caroline Dale – Cello
  • Chris Laurence – Bajo doble
  • Ilan Eshkeri – Programación
  • Georgie Fame – Organo Hammond
  • BJ Cole – Guitarra Weissenborn
  • Robert Wyatt – Corneta, voz, percusión
  • Alasdair Malloy – Armónica de cristal
  • Willie Wilson – Batería
  • Lucy Wakeford – Arpa
  • Chris Thomas – Teclado

Arreglos de orquesta - Zbigniew Preisner

Dirección - Robert Ziegler

Producción - David Gilmour, Phil Manzanera, Chris Thomas

No deja de llamar la atención el contexto en el que se da el lanzamiento del álbum más reciente de David Gilmour. Justo después de la sonada intervención de Pink Floyd en el megaconcierto Live 8 realizado en Inglaterra, reformado especialmente para la ocasión con sus 4 integrantes originales (Waters-Wright-Mason-Gilmour), y justamente en el momento en que Roger Waters aparecía públicamente predispuesto a hacer las pases y volver al seno del grupo, y realizar tentativamente una extensa gira mundial de conciertos interpretando, probablemente, el álbum más exitoso de la banda "Dark Side Of The Moon". Queda ahora una clara impresión de que el responsable de que no se diera la tan ansiada reunión es David Gilmour. Así como lo fuera anteriormente Roger Waters del rompimiento de la alineación original de la banda, tras el lanzamiento de "The Final Cut". Revisando un poco el pasado se pueden diferenciar palpablemente "3" Pink Floyd; el Pink Floyd sicodélico de Syd con Barret-Waters-Wright-Mason, el Pink Floyd contestatario de Roger con Waters-Wright-Mason-Gilmour y el Pink Floyd industrial-corporativo de David con Gilmour-Mason-Wright.

No existe manera de saber qué rumbos y alturas habría alcanzado Pink Floyd con el "loco" (sin peyorativo) de Syd Barret de haber continuado al frente de la banda. En cambio sí sabemos de las cimas que alcanzó con el incisivo Waters al frente, y las planicies que recorrió con el desparpajo de Gilmour.

Volviendo al presente, queda perfectamente claro que Pink Floyd sin Roger Waters no es, no fue, ni será realmente Pink Floyd; de la misma manera que Pink Floyd sin David Gilmour no es ni será Pink Floyd. Esto mismo se podría aplicar estrictamente para los casos de Dave Mason y Rick Wright, y así parece haberlo entendido Waters finalmente.

Veredicto: Gilmour sigue resentido con Waters, y Waters sigue siendo el mismo tirano de siempre. Condena: No más Pink Floyd.

Con la puesta en el mercado de "On An Island" Gilmour pinta su raya. Qué manera más categórica de finiquitar su pasado pinkfloydiano que con un álbum propio, realizado con la ayuda de su esposa y de sus amigos músicos en un ambiente de total relajación y bonhomía. Pero algo de lo que no puede deshacerse tan fácilmente es de su particular estilo; todo lo que emana a la hora de pulsar las seis cuerdas de su(s) guitarra(s) irremediablemente tiene que sonar a Pink Floyd, no puede ser de otra manera, en caso contrario también sabría cómo mudar de piel.

Por otra parte, las críticas al álbum no se han hecho esperar y han llegado desde todos los frentes; desde seudo-críticos musicales en la prensa que lo tachan de aburrido y anacrónico, borrando de un plumazo sus habilidades como músico como si cualquier cosa, hasta comentarios que lo ubican dentro de lo mejor que se ha publicado en lo que va del año. De modo que para ubicarlo en su justa medida sólo hay una opción: escucharlo.

Consciente o inconscientemente uno espera escuchar más música de Pink Floyd, aunque dosificada irremediablemente y apenas justa para apaciguar el resquemor de saber que ya no habrá una dosis completa con los cuatro ingredientes originales, como debiera ser, y más aún, que creemos merecer. Y es esto precisamente lo que se obtiene con el disco de Gilmour, al menos en lo que se refiere al sonido de la guitarra y el darse uno cuenta de lo importante que era la voz de David como parte del sonido de Pink Floyd. Es fácil imaginarse estar escuchando el nuevo disco de Pink Floyd aunque en realidad no sea así, imaginarse de menos que así habría sonado el nuevo disco del grupo. ?Cuánto habría mejorado el disco con la inclusión de Waters y Mason? El resultado, por supuesto, habría sido diametralmente distinto. Pero no, son sólo sueños. Este es el disco solista de David Gilmour, ex-guitarrista de Pink Floyd. Resulta agradable saber que Rick Wright también aparece, tocando el órgano Hammond. Hecho que da lugar a una nueva metamorfosis: Pink Floyd dividido en dos partes; Gilmour-Wright, Waters-Mason.

En conjunto lo que escuchamos es una amalgama de sonidos provenientes del 'folk', el jazz, música orquestal, ecos de blues y por supuesto rock. Emocionalmente la música es relajada, serena, acompasada, como envuelta en un halo de laxitud, un estado de languidez que impregna todo el disco. Los solos de Gilmour ya no transmiten emociones profundas de tristeza o coraje o de ira contenida, sólo una sensación de bienestar, son solos que emocionan pero no enfocados a un sentimiento en particular, solos que adornan el tema pero que no están dirigidos a un objetivo, debido tal vez a que las letras ocupan un segundo plano en la música de Gilmour. Gilmour nunca fue un buen letrista de canciones y para ello se ha estado apoyando en la escritura de Polly Samson, su esposa.

"On an Island" se compone de canciones y temas instrumentales compuestos propiamente por Gilmour y Polly Samson, razón por la cual lo llama "su trabajo más personal". Indiscutiblemente lo mejor del álbum es la guitarra de Gilmour, y la voz, bueno la voz es como un sello de identificación, una marca de prestigio, pero también es, lamentablemente, un elemento decorativo para las canciones que contienen letras que no trascenderán en la mente de los escuchas. Con Pink Floyd uno quiere aprenderse las letras, con Gilmour parecen no tener mayor importancia. Gilmour ya no necesita de fama y dinero y probablemente todo lo que tenía que decir ya lo dijo, con su guitarra. Ahora sólo parece querer navegar y disfrutar del paisaje pero sin moverse, como en una isla rodeada de aguas tranquilas, isla que alegóricamente simboliza su casa-estudio flotante "Astoria", lugar donde se realizaron parte de las sesiones de grabación de este, su tercer álbum solista. Un disco que ha cosechado a pesar de todos los inconvenientes muy buenas críticas, y una prueba de esto es la cantidad de conciertos que está ofreciendo por EUA y Europa en el año de su lanzamiento.

Jorge Padilla L

Junio 12, 2006

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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