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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 VAN DER GRAAF GENERATOR: “Real Time” (2007)

DISCO UNO

  1. The Undercover Man
  2. Scorched Earth
  3. Refugees
  4. Every Bloody Emperor
  5. Lemmings
  6. (In the) Black Room
  7. Nutter Alert
  8. Darkness

DISCO DOS

  1. Masks
  2. Childlike Faith in Childhood's End
  3. The Sleepwalkers
  4. Man-Erg
  5. Killer
  6. Wondering

Integrantes

  • Peter Hammill: voz, teclado, efectos
  • Hugo Banton: órgano, pedales bajos, efectos
  • David Jackson: saxos, flauta, efectos
  • Guy Evans: batería

He aquí el documento fonográfico que recoge la magia absoluta creada por el cuarteto clásico de Van der Graaf Generator en su primer concierto de la gira de 2005. Con un llamativo disco de retorno llamado “Present”, el grupo comenzó su retorno físico a los escenarios la noche del 6 de mayo de 2005 en el Royal Festival Hall de Londres. Yo ya disponía de una copia de este concierto por vía de un bootleg que circuló por un tiempo en Internet durante la segunda mitad de ese mismo año, pero ahora con “Real Time” nos podemos desembarazar de una audición “miope” y contar con un audio más firme (y eso que el bootleg tampoco estaba mal de por sí…). En fin, para mí fue una especie de epifanía renovada el repasar este repertorio y las reacciones del entregado público: no es un misterio que el grupo demostró tener la misma vitalidad y energía de añejos tiempos, así como que el grupo tenía todas consigo para mantener en cautiverio emocional y estético a su audiencia.

Hammill se destaca siempre como el líder del ensamble, pero este mismo ensamble consiste en una comunión bien organizada de cuatro entes pensantes unidos en la misión de crear un rock desafiante que explore los rincones más sórdidos de la emoción y las profundidades más complejas del pensamiento. La meta de crear un componente sonoro que sirva de extensión y encaje para las letras y líneas melódicas gestadas en la cabeza de Hammill se reactualiza con la ejecución de viejos clásicos del repertorio de la banda, así como de dos temas del entonces nuevo disco. También podemos advertir algunos errores (incluso estos dioses progresivos son humanos, por Dios Santo), como la repetición de una estrofa de ‘The Undercover Man’ en vez de la que corresponde, la emisión de un par de palabras fuera de ritmo en la última estrofa de ‘Wondering’, una muy breve descoordinación en la batería de Evans en ‘Childlike Faith in Childhood’s End’, un par de pasajes muy esporádicos en los que parece haber un error de sincronización entre una capa de órgano de Banton y su correspondiente línea de saxo de Jackson… pero aparte de todo esto, la performance fue irrefutable en lo que respecta a la solvencia y la sensibilidad de los instrumentistas. Y por supuesto, la perpetua agilidad bizarra que Hammill proporciona a su voz, que es más instrumento que voz, evoca efectivamente las ideas, fantasmas, críticas, enojos, preguntas, dudas y temores contenidos en las letras.

El concierto comienza con ‘The Undercover Man’ y ‘Scorched Earth’, la dupla que daba inicio al legendario “Godbluff” (el disco más representado en este repertorio). Se nota que la banda recién está entrando en calor, pero también se nota que tiene todos los instrumentos técnicos y mentales para llegar a la más alta temperatura musical, como se demuestra en la excelente exhibición del clímax final de ‘Scorched Earth’. Ya con el emotivo y cándido ‘Refugees’, la comunión en el seno del ensamble está instalada férreamente. Con la fiereza contenida de ‘Every Bloody Emperor’ y la más explícita de ‘Nutter Alert’ (una de las mejores composiciones de Hammill en los últimos años), el grupo declara que el nuevo material está para hacer aportes valiosos en el rock experimental de nuestros tiempos. La ejecución de ‘Lemmings’ está bien desarrollada, aunque me atrevería a decir que aquí estamos ante el momento menos brillante (ojo, no digo fatal o malo) de Hammill como vocalista; si queremos mayor brillantez, como la ya exhibida en los temas anteriores, podemos referirnos a ‘(In the) Black Room’ y el épico lamento ‘Darkness’, así como al ya referido ‘Nutter Alert’. El caso de ‘(in the ) Black Room’ es especial, dado que se trata de un canción original del universo vandergraafiano que, por cosas que tiene la vida (o caprichos crueles del Destino) no llegó a concretarse en el que iba a ser el disco inmediatamente sucesor de “Pawn Hearts”. Dadas las cosas, tuvo que ser parte de un solista de Hammill, pero en esencia se trata de un tema de VdGG, y esta versión en vivo lo demuestra con creces - es un tema que combina el esplendor épico delirante de un ‘Man-Erg’ y la aspereza hipnóticamente inapelable de los discos “Godbluff” y “Still Life”. ‘Darkness’ se siente menos potente de lo que algunos podrían tal vez esperar, pero me imagino que el grupo optó por una cadencia más limpia para hilar el desarrollo del motivo central.

La segunda parte del repertorio comienza con uno de los mejores ítems del (en mi opinión) irregular “World Record”, a la sazón, ‘Masks’. Esta ejecución está bien ajustada a la estructura del original, y lo mismo cabe decir de las dos joyas extensas que siguen a continuación, ‘Childlike Faith…’ y ‘The Sleepwalkers’. A pesar de tratarse de labores de recuperación histórica, la vitalidad de las ejecuciones permite resaltar muy bien la belleza intemporal de dichas piezas. El manifiesto metafísico optimista de Hammill al final de ‘Childlike Faith…’ es increíblemente conmovedor, y los meandros literarios y sonoros vertidos en la bizarra arquitectura de ‘The Sleepwalkers’ no se quedan atrás en lo que respecta a expresividad genuina. Tras una elegante primera despedida al público de parte de Hammill en plan de vocero, llega ‘Man-Erg’, un drama fantástico sobre el dualismo inherente a la mente humana que cobra nuevos bríos aquí, 24 años después de su primera manifestación pública como parte del disco “Pawn Hearts”. La explosión fastuosa desplegada en la orquestación final no es sino la cúspide de una magia musical apropiadamente premiada por el público. La ovación se disuelve en un fade-out antes de que el fade-in nos muestra al público saludando al cuarteto en su retorno al escenario. El primer bis tenía que ser el infaltable ‘Killer’, tal vez el himno vandegraafiano por antonomasia (?junto con ‘Still Life’?). Este autorretrato de soledad y enajenamiento emana verdadero fuego convertido en incandescente sonido. El segundo y último bis viene con un tema lento, lento pero con la suficiente luminosidad emocional como para no crear un contexto anticlimático. Me refiero a ‘Wondering’, ese envolvente canto al misterio de la vida en el más allá, un canto que evoca muy bien el sentido de eterno retorno en plenitud que significa este concierto en la historia de VdGG. Los momentos finales son adornados por Jackson con un reprise del inicio de flauta de ‘The Undercover Man’, cerrando así un círculo mágico. Todo esto es, ni más ni menos, lo que encontrará el fan progresivo que adquiera “Real Time”: el recuento de una “fantástica velada llena de muchos temores y mucha excitación”.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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