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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 GOBLIN: "Suspiria" (1977)

Temas

  1. Suspiria (5:57)
  2. Witch (3:10)
  3. Opening To The Sighs (0:32)
  4. Sighs (5:15)
  5. Markos (4:03)
  6. Black Forest (6:06)
  7. Blind Concert (6:11)
  8. Death Valzer (1:51)

Integrantes:

  • Claudio Simonetti: órgano, mellotron, sintetizadores string machine, Mini-Moog y Moog system 55, pianos de cola y eléctrico, celesta
  • Massimo Morante: guitarras eléctrica y acústica, bouzouki, voces
  • Fabio Pignatelli: bajo, tabla, guitarra acústica, voces
  • Agostino Marangolo: batería, percusión, voces

Colaborador - Antonio Marangolo (saxo en 6)

Después de llamara plenamente la atención con la banda sonora de "Profondo Rosso" y el disco "Roller", Goblin siguió explotando su creatividad por vía de exploraciones sonoras tétricas y densas, siendo así que la película "Suspiria" (que muchos consideran una obra de Dario Argento superior a "Profondo Rosso") le dio nuevos aires de inspiración a la banda, concretizándose así una segunda colaboración entre Goblin y Argento. Claro está, Goblin, a pesar de las especiales peculiaridades que trazaron su manera de crear y realizar música progresiva, seguía fiel a la muy italiana usanza de diseñar esquemas compositivos refinados y cautivadores. El tema homónimo de entrada es icónico no solo entre los aficionados al rock progresivo, sino también entre las multitudes de cinéfilos amantes de las películas de horror, prácticamente igualando la popularidad de 'Profondo Rosso'. En décadas recientes, Smashing Pumpkins usó justamente esta pieza homónima como entrada para los conciertos de

una de sus giras. Es un tema irresistible, sin duda, con esa mágica secuencia de glockenspiel y celesta que asienta una base fluida para las percusiones, el bouzouki y cósmicas capas de sintetizador. Hay un interludio rockero grisáceo e

intenso, que en verdad no me hubiera molestado que fuera un poco más largo o que incluso hubiese añadido un solo de guitarra sobre el camino, pero es innegable que la pieza funciona muy bien desde su sólida arquitectura sonora. Esta pieza puede concisamente describirse como un híbrido entre Mike Oldfield y

el Tangerine Dream 75-77. Los tres siguientes temas elaboran un acrecentamiento

de lo tétrico apelando a ideas musicales más inclinadas hacia lo abstracto: 'Witch' desarrolla una orgía de gritos tanáticos y tamborileos caóticos en un ritual demoníaco que incluye ornamentos de mellotron, bajo distorsionado, campanas y otros efectos: la dupla de 'Opening To The Sighs' y 'Sighs' arma una

ambientación más patentemente etérea, sin por ello renunciar a la oscura e inquietante impenetrabilidad propia de la música de horror.

La segunda mitad del álbum comienza con 'Markos', tema que encarna una consistente intensidad pulsátil en base a un rigurosamente articulado engranaje

de secuencias sintetizadas e contundentes irrupciones percusivas. La magia emanada de esta base sonora reiterativa sirve para motivar imágenes de urgencia

en la mente del oyente. Justamente hacia lo opuesto se enfila el tema que sigue

a continuación, 'Black Forest', el cual expresa severos aires de nebuloso misterio a través de un despliegue musical reposado, empapado de espiritualidad

crepuscular. Incluso cuando las cosas se agitan un poco en algunos breves pasajes momentáneos, la calma nebulosa sigue siendo el recurso absolutamente predominante. En todo caso, la pieza vira hacia un momento más enérgico cuando la dupla rítmica se enfila hacia cadencias jazz-rockeras y Morante desarrolla unos efectivos fraseos de guitarra en diálogo con pasajes solistas de sintetizador y saxo (a cargo del invitado Antonio Marangolo). 'Blind Concert' es el tema más vitalista del álbum - un ejercicio de jazz funky que nos muestra

a un Goblin más aproximado a Il Baricentro y Perigeo. Este particular momento donde destacan el swing contagioso y las vibraciones coloridas nos revela un ingenio para crear calor musical como pocas veces se permite hacer la banda. 'Death Valzer' es también una pieza alegre donde un piano solo ejecuta una melodía de vals con ciertos aires cabareteros, pero se nota que este ejercicio de música alegre opera como transmisor de esa ironía que siempre hallamos en las grandes películas de horror, al modo de una añoranza por una tranquilidad fugaz aplastada por las truculencias destructivas de una trama macabra.

En fin, la edición digital de "Suspiria" tare unos bonus tracks que no ofrecen nada nuevo: son versiones más cortas o ligeramente diferentes de algunos de los

temas del repertorio oficial. Por lo general, "Suspiria" me parece un disco estupendo a cargo de unos creadores musicales que saben su oficio y pueden capturar con una estilización típicamente progresiva las emociones habituales de una película de horror.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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