La Caja de Música Revisiones
de
discos
LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
Volver al índice
Suscripción
Qué es LCDM?
Discos
Bandas y discografías
Conciertos
Festivales
Entrevistas
Letras
Propuestas especiales

Pasaron por aquí ya
contador
"cajeros"



 ECLAT: “Le Cri de la Terre” (2002)

Temas

  1. Le Cri de la Terre
  2. Eternité
  3. Tri-un
  4. La Vie du Sonora
  5. La Porte...

  1. Mr. Z
  2. Energies
  3. Horizon Poupre
  4. Aurore Boréale

Integrantes

  • Alain Chiarazzo: guitarras, voz
  • Thierry Masse: teclados
  • Fabrice di Mondo: batería, percusión
  • Bruno Ramousse: bajo, coros Colaboradores – Francois Fiddler (violín en 2, 3 y 8), Jean-Marc Negre (coros en 4), Regis Sevignac (coros en 4)

Recién en estas últimas semanas (las primeras de agosto del 2006) he saldado una deuda musical conmigo mismo al adquirir y disfrutar de “Le Cri de la Terre”, el cuarto disco de estudio del ensamble francés Eclat. Se trata de una de las obras más bellas y enérgicas del progresivo sinfónico europeo del nuevo milenio, siendo así que corrobora a Alain Chiarazzo como uno de los guitarristas más heroicos del movimiento progresivo, un músico lleno de nervio, precisión y sensibilidad que debería aparecer más a menudo en las encuestas especializadas. En fin, debemos rescatar el modo tan compacto en que el ensamble instrumental se comporta a través del desarrollo de todas y cada una de las piezas del repertorio. Con una dupla rítmica tan dinámica y potente como la de Ramousse-di Mondo y un teclista tan versátil y pulcro como Thierry Masse (aplicado discípulo de Jan Hammer, Pete Bardens y Kit Watkins), el espectro sonoro de Eclat ve garantizado su potencial para crear e hilvanar sus idea melódicas con buena dosis de ingenio. El elemento de jazz-rock es un ingrediente muy fuerte dentro del estilo de Eclat, lo cual permite a su sinfonismo contar con un swing especial.

El tema homónimo que abre el disco es una muestra clara de la combinación de garra y gancho que conforma los atractivos esenciales de la música de Eclat. Siendo Chiarazzo el líder del grupo, no solo como escritor de casi todas las partituras sino también como instrumentista que sale más al frente dentro del ensamble, su personalidad marca el tenor de las piezas, pero lejos están los tres músicos restantes de ser meras comparsas de lujo para el mencionado Chiarazzo. De hecho, Masse proporciona una variedad de registros que van desde cortinas fastuosas de teclado hasta solos delicadamente armados, pasando por fraseos de piano que van a lo clásico y a lo jazzero alternadamente, convirtiéndose en un elemento crucial para el sonido global de la banda. Con ‘Eternité’ (que maneja una energía y una vibración muy semejantes a los de la pieza inicial) y el jazzeado ‘Tri-un’ se establece claramente el modus operandi del grupo y la sensibilidad vertida en las composiciones y arreglos. En esta última pieza, la incorporación del violín de Francois Fiddler aporta una colorido extra bastante efectivo. Con unos distantes aullidos de lobos comienza ‘La Vie du Sonora’, la primera pieza cantada del disco, situada a medio camino entre el jazz-pop estándar y el Camel de la era 78-81. En cierto modo semejante a la línea del Minimum Vital actual, el hecho es que, en comparación, ‘La Vie du Sonora’ dispone de una mayor prestancia progresiva – mención especial para las estupendas florituras de bajo que Ramousse inserta en alguna parte del medio.

‘La Porte...’ comienza con una caminata y una puerta abriéndose, con lo cual emerge un hermoso solo de piano, crepuscular y meditativo, como música de fondo para los primeros atisbos de madrugada en un jazz bar. Con el eco de la última nota de piano surgen unos ruidos de aves del bosque: éste es el inicio de ‘Mr. Z’, un lento del tipo jazz-rock en la cual el grupo explora su faceta más romántica. En medio de los constantes fraseos de Chiarazzo, queda algo de espacio para solos de sintetizador y bajo. Con ‘Energies’ volvemos a la faceta extrovertida de Eclat: el carácter atractivamente juguetón de esta pieza hace que sus menos de tres minutos de duración se sientan un poco breves (al menos, para mi gusto), aunque es verdad que están bien aprovechados. En la última mitad, Masse y Chiarazzo se lucen emulando a Hammer y Holdsworth, respectivamente. ?Alguien quiere más intensidad’ Aquí llega el siguiente número, ‘Horizon Poupre’, una excitante y fresca demostración de la mezcla de sinfonismo y fusión, una onda que es lo que mejor se le da a esta banda. Una vez más, el invitado Fiddler ayuda a ampliar la gama sonora del bloque instrumental cuando aparece. Uno de los picos absoluto del disco, no me cabe duda. En fin, el cierre del disco viene con un tenor cósmico: ‘Aurora Boréale’ es una sonata armada con múltiples capas y ornamentos de sintetizador sobre los que flota un solo envolvente. Esta pieza resulta onírica dentro de su medida fastuosidad, permitiendo que “Le Cri de la Terre” concluya con imponente solemnidad. Eclat realmente se lució con este disco: ojalá lo hubiera conocido antes.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

ÿ